Entretenido largometraje dirigido por Enrique Dawi.

La historia se centra en las aventuras de un grupo de colimbas que vive la peripecia de realizar el servicio militar obligatorio durante un año. Estando allí, el conscripto Casimiro Buenavista (Albino Rojas Martínez) cumplirá su sueño.

La película se desarrolla sin más pretensión que la de entretener a los hombres que pasaron por ahí. El guion confeccionado por Jorge Falcón apunta a eso. Albino Rojas Martínez, alias "El soldado chamamé", como lo conocemos, se siente cómodo con su personaje. Es secundado principalmente por Mario Sánchez, quien está bien en el papel de cómico al que nos tenía acostumbrados. En otro orden de ideas, el histórico conjunto musical cordobés "Cuarteto Leo" aparece poniendo ritmo en un baile porteño para la muchachada.

Por último, cabe resaltar el carácter documental de este film. Cuando escribí la crítica de "La colimba no es la guerra" (1972), catalogué a la misma como "loa propagandista" y "documento histórico inapelable de época". Esa definición se verá mucho más potenciada aquí, estrenada tres años después de aquella. No hay historia de amor, no hay tiempo para ello. Hay deberes, deberes patrios. Cuando se congela la imagen que traza el fin de la conscripción, y de la película, se puede leer lo siguiente:

"Agradecemos la cooperación del Ejército Argentino que nos permitió mostrar en forma amena hechos reales y ficticios del 'servicio militar' del que todos los argentinos que han pasado por sus filas recuerdan con emoción y orgullo...".