Interesante propuesta la que nos plantea Bruce Evans, quien tan sólo cuenta en su currículum con la endeble Kuffs; parecía que en el thriller con serial killer incluido, subgénero de éxito donde los haya, estaba todo dicho, pues no, aquí hay cosillas diferentes: la trama se nos muestra desde el punto de vista del asesino complementado con su álter ego, que es quien le induce y aconseja. No es que esto sea una novedad absoluta, pues lo habíamos visto previamente en otras obras, como American Psycho o Henry, Retrato de un Asesino, ni siquiera la interacción con otros asesinos, ya vista en la saga lecteriana, pero lo que sí que me resulta novedoso es la lucha interna que establece el protagonista contra su adicción al asesinato, y el pavor que tiene ante la incierta posibilidad de que la cosa se transmita a su hija.
El dúo protagonista lo hace realmente bien, tanto Costner como, sobre todo, William Hurt constituyen el mejor aliciente para acercarse a la historia, que decae bastante en el otro elemento de la trama, lo que respecta a Tracy Atwood, aunque Demi Moore se esfuerza en el intento. Otro pequeño "pero" que le pondría a la película es el ritmo a veces demasiado pausado, lo que contribuye a que el metraje resulte quizás un poco pesado, perdiendo fuelle en contadas ocasiones, aunque ya digo que el conjunto sí merece la pena.