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Estados Unidos Estados Unidos · New York
Voto de Lucien:
7
Drama Cristina, una joven de 15 años, es sacada de su clase en un estricto colegio católico de Buenos Aires y llevada ante un juez, quien le revela que ella es en realidad Sofía Lombardi, la hija de una pareja de jóvenes arquitectos militantes desaparecidos en los años 70, durante la dictadura militar argentina. (FILMAFFINITY)
26 de noviembre de 2009
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película necesaria la de Gastón Birabén que ahonda en el destino de los hijos de los desaparecidos, y que narra el descubrimiento de la verdad desde la óptica de la adolescente protagonista (estupenda Bárbara Lombardo).

El mayor mérito de la película es el punto de vista, que se centra en las víctimas contemporáneas de aquella masacre: esos jóvenes de hoy día a los que se les arrebató la verdad para crearles una vida ficticia. Sofía/ Cristina es objeto de una pesadilla Kafkiana. Como en "El proceso", la protagonista se ve de la noche a la mañana llevada de un lugar a otro, de una familia a otra, presa o cautiva de una situación de la que es absolutamente inocente. Se me dirá que eso no es creíble. Temo que haya que vivir en Argentina para comprobar que eso pasa: los procesos vía juez federal, la caracterización de personajes, detalles como que la única cabina que funcione sea la que dice no funcionar... Argentina es así.

El otro mérito del director, consiste en que evita colgar la etiqueta de la culpabilidad: simplemente nos invita a compartir el desarraigo, la tragedia de los inocentes cuya farsa ha devenido en farsa. Los padres adoptivos de Sofía no son monstruos... Por momentos parece que todo hubiera sucedido sin que mediara la acción humana. Pero todo eso pasó, y pasó mientras el país y el mundo miraban a otro lado: al fútbol.

Leo por aquí que ponderan la seriedad del film como un lastre, atribuyendo al tono cómico-trágico la mayor virtud del cine argentino. Ningún argentino se atrevería a decir los que mis compatriotas señalan.¡Buscar una comedia donde se habla de algo que duele a todo un país! ¡Olvidar lo que una dictadura sanguinaria significa! El drama argentino sigue vivo, porque no hubo nunca una reparación real. En solo siete años en Argentina murieron 30,000 personas. No fue un frente a frente, no fue una guerra. Fue un proceso de eliminación paranoide, que seguía un frío procedimiento: los enemigos al sistema simplemente desaparecían. Los casos se archivaban mientras las familias vivían cinco diez, veinte, treinta años de angustia hasta saber si sus hijos, hermanos, eran cadáveres o no. Videla-Viola sabían lo que se hacían, lo habían aprendido de Hitler: si las víctimas oficialmente no estaban oficialmente muertas, no había estatus legal para iniciar gestión alguna.

Aquí lo reprimido es la verdad, el cautiverio es el silencio. Aún hoy, sí, 26 de noviembre de 2009, hay seres que como Sofía descubren ya adultos que su vida fue un invento. Y me disculparán, pero esta tragedia humana no permite el más mínimo chiste a lo Campanella.

En mi opinión, Birabén ha rodado un tema real y triste con la seriedad y la honestidad que el tema merece. Si no le pongo una valoración mayor es por cierto desmaño cinematográfico. La imagen está al servicio de la historia, a la que lastra más que aporta. Por lo demás, una película veraz y conmovedora que invita a dar las gracias al director.
Lucien
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