Hay muchas teorías acerca de la erección de las grandes construcciones de la civilización egipcia. Tratado desde el humor, incluso, recuerdo de hace muchos años una viñeta en la que se veía a dos habitantes de la época huyendo despavoridos mientras las pirámides caían del cielo.
-¡Cuidado! -decía uno de ellos- ¡Ahí viene otra!
Me pierdo un poco con el inicio de STARGATE. No con lo que copiaron de las escenas de las excavaciones en el Arca Perdida, sino con lo de la alineación de la puerta maravillosa. Pero, ayudado por el oportuno agujero de gusano, me planto yo también junto al iluminado Spader y con el abatido Russell al otro lado del espacio sideral y, entonces, me siento ya como en casa: los bichejos del Retorno del Jedi, los parias de Pasaje a la India, la serpiente con sorpresa de la cena, los greñudos en Busca del Fuego y la preciosa lugareña con el pelo oscuro, igual que en Motín a bordo. Todo correcto.
Ramplón entretenimiento a la manera de, y punto de partida, a su vez, para parte de lo que vino después: los Mondoshawan, por ejemplo, y el Dark Horse de Katy Perry. Una Katy Perry con el pelo también oscuro y que también parece de otro planeta.