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Voto de Croqueta:
3
7.0
26,193
Drama
Un matrimonio con tres hijos vive en una mansión en las afueras de una ciudad. Los chicos, que nunca han salido de casa, son educados según los métodos que sus padres juzgan más apropiados y sin recibir ninguna influencia del exterior. Creen que los aviones son juguetes o que el mar es un tipo de silla forrada de cuero. La única persona que puede entrar en la casa es Christine, guardia de seguridad en la fábrica del padre. (FILMAFFINITY) [+]
8 de diciembre de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película quiere parecer extraña, excéntrica, inteligente, dura, profunda, psicológica y filosófica. No es más que una referencia al famoso Mito de la Caverna de Platón, llevado al extremo, pero se queda en algo bastante ridículo, por la forma de desarrollarlo fundamentalmente… Y porque no es nada nuevo, tanto en literatura como en el Séptimo Arte. Sin ir más lejos tenemos obras de arte como 1984, El Show de Truman, o Matrix donde se ahonda en el tema central, sobre todo en la última, y el mensaje que pretende transmitir.
¿Qué pasaría si unos seres humanos fueran educados en un ambiente totalmente distinto al convencional, hasta el punto de privárseles de la posibilidad de socializar, e incluso recibir unas enseñanzas particulares hasta en el lenguaje, pudiendo nombrar al sofá como “chocolate”, o a una bombilla “termómetro”? Cualquiera diría, que la idea es, como mínimo, interesante. Y lo es, pero no es ni nueva, ni está bien plasmada. Más bien, todo lo contrario.
La película como tal, es muy lenta y tediosa, sí, pero eso no necesariamente tendría que suponer un punto negativo. Lo es en la medida en que no cuenta más que lo que vemos los primeros diez minutos, alargándolo innecesariamente durante hora y media. La idea está clara, y es algo que se puede contar en un cortometraje de 5 minutos, ya que se nos ejemplifica de una y mil maneras lo mismo, resultando aburrido y repetitivo, al no haber ningún tipo de evolución y saber qué nos quiere contar, nada más empezar.
No tiene un comienzo, un desarrollo y un desenlace, porque nos muestra una serie de escenas, sobre la cotidianeidad de cierta familia, como si un martes se hubieran puesto a rodar, y el jueves acabaran… faltando el lunes y viernes, sábado y domingo, y las semanas anteriores y posteriores, pero que carecerían de sentido, pues sería la misma rutina, con pequeñas variaciones que resultan superfluas. Es por eso que en 5 minutos, esta película está contada.
Ahora bien, otro aspecto que hace que tenga que “castigarla”, es por lo mal que está desarrollada, intentando desplegar un ambiente claustrofóbico, perturbador, con escasez de música en la mayoría del metraje, secuencias larguísimas que no llevan a nada. Es como si ves a alguien colgar un cuadro en la pared, desde que lo compra hasta que acaba a la altura adecuada… ¿De verdad tenemos que tragarnos todo ese proceso? ¿Para qué? Sólo que en vez de algo “normal”, como lo descrito, nos lleva a situaciones que, se supone, se derivan de unas personalidades deshumanizadas y antisociales, lo que, de nuevo, infiere, sorprenderá al espectador… Y sí, podría ser impactante, y algunas escenas o “ideas” que se plasman lo son, pero sin necesidad de dilatar ridículamente el mensaje, igualmente lo serían. Y como ejemplo, la multitud de escenas eróticas, absurdamente explícitas, que le quitan autenticidad y seriedad, pues superpone lo banal al mensaje importante de la película, haciendo que ésta siga perdiendo puntos, escena tras escena.
Sigo en spoiler, porque aún hay mucho que contar, y también comparando con alguna escena de alguna otra película.
No es lo mismo criticar negativamente esta película por no entenderla, que por entender qué pretendía y comprobar que ha errado estrepitosamente.
¿Qué pasaría si unos seres humanos fueran educados en un ambiente totalmente distinto al convencional, hasta el punto de privárseles de la posibilidad de socializar, e incluso recibir unas enseñanzas particulares hasta en el lenguaje, pudiendo nombrar al sofá como “chocolate”, o a una bombilla “termómetro”? Cualquiera diría, que la idea es, como mínimo, interesante. Y lo es, pero no es ni nueva, ni está bien plasmada. Más bien, todo lo contrario.
La película como tal, es muy lenta y tediosa, sí, pero eso no necesariamente tendría que suponer un punto negativo. Lo es en la medida en que no cuenta más que lo que vemos los primeros diez minutos, alargándolo innecesariamente durante hora y media. La idea está clara, y es algo que se puede contar en un cortometraje de 5 minutos, ya que se nos ejemplifica de una y mil maneras lo mismo, resultando aburrido y repetitivo, al no haber ningún tipo de evolución y saber qué nos quiere contar, nada más empezar.
No tiene un comienzo, un desarrollo y un desenlace, porque nos muestra una serie de escenas, sobre la cotidianeidad de cierta familia, como si un martes se hubieran puesto a rodar, y el jueves acabaran… faltando el lunes y viernes, sábado y domingo, y las semanas anteriores y posteriores, pero que carecerían de sentido, pues sería la misma rutina, con pequeñas variaciones que resultan superfluas. Es por eso que en 5 minutos, esta película está contada.
Ahora bien, otro aspecto que hace que tenga que “castigarla”, es por lo mal que está desarrollada, intentando desplegar un ambiente claustrofóbico, perturbador, con escasez de música en la mayoría del metraje, secuencias larguísimas que no llevan a nada. Es como si ves a alguien colgar un cuadro en la pared, desde que lo compra hasta que acaba a la altura adecuada… ¿De verdad tenemos que tragarnos todo ese proceso? ¿Para qué? Sólo que en vez de algo “normal”, como lo descrito, nos lleva a situaciones que, se supone, se derivan de unas personalidades deshumanizadas y antisociales, lo que, de nuevo, infiere, sorprenderá al espectador… Y sí, podría ser impactante, y algunas escenas o “ideas” que se plasman lo son, pero sin necesidad de dilatar ridículamente el mensaje, igualmente lo serían. Y como ejemplo, la multitud de escenas eróticas, absurdamente explícitas, que le quitan autenticidad y seriedad, pues superpone lo banal al mensaje importante de la película, haciendo que ésta siga perdiendo puntos, escena tras escena.
Sigo en spoiler, porque aún hay mucho que contar, y también comparando con alguna escena de alguna otra película.
No es lo mismo criticar negativamente esta película por no entenderla, que por entender qué pretendía y comprobar que ha errado estrepitosamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Que se quiera “escandalizar” al espectador con escenas sobre sexo explícito, o reacciones violentas sobre todo del dictatorial padre de familia (además, sin ningún tipo de explicación o argumento –dentro de lo injustificado del hecho en sí, incluso-) es patético e infantil, y quiero creer, que no era una de las intenciones del director, sobre todo cuando la idea que quiere transmitirse y que es la clave de la cinta, estriba mucho más allá de lo anecdótico en los ejemplos de cada secuencia, además de resultar innecesario, buscando un morbo gratuito, del que se supone que un largometraje así, debería huir. Es como si en Funny Games, en una de las famosas escenas, se hubiera mostrado cierta cabeza reventando y llenando de sangre el salón. Y ahí habría tenido incluso más sentido, pues juega en todo momento con el morbo de los dos psicópatas y sus experimentos; qué mejor excusa para ser más explícito.
Y volviendo a este intento de innovación que queda en un total despropósito, el mensaje que quiere enviar es el del poder de la educación, la autoridad, los efectos arrebatadores y profundos que provocan el entorno en general, en la persona, y cómo influyen en ésta. A partir de aquí, la propuesta de los personajes de la película y sus actuaciones, aunque puede ser discutible, no es el punto cumbre como para ser criticada, pues por “raro” que nos parezca, y es precisamente la idea que se busca instalar, aunque extrema, no es del todo descabellada. Al menos, parcialmente. Porque, insisto, aparentemente es bastante extrema, sobre todo cuando no se tiene en cuenta factores determinantes como la curiosidad innata en el ser humano o el instinto (sobre todo sexual), que emergerá poderosamente sin excepción, y que es algo que no ofrece debate.
Porque incluso Truman, no podía evitar preguntarse sobre sí mismo y qué había más allá en el mundo, o Neo, de Matrix. Y no porque pudieran tener una vida más o menos normal, con los estímulos (presuponemos) adecuados. Porque Truman era constantemente influido para temer el mundo que no podía ver ni conocer, apartándolo rotundamente, y en Matrix, directamente la realidad se camufla con un mundo aparentemente verídico, pero absolutamente artificial. En la película Canino, sin embargo, ese poder de negación estaría en manos del padre de familia, que, como dije, además de dominar cualquier tipo de situación, es bastante violento, no explicándose el motivo, aunque sea irrelevante, pero ya que nos sumergen en ese microuniverso donde todo está limitado al chalet donde viven los protagonistas, si la pauta es que los hijos del susodicho, estén exentos de los peligros de la vida real y bajo una educación muy “sui géneris”, la pauta debería ser más o menos pacífica, aunque en este caso, el “gato”, sea “el mar” del Show de Truman (ese miedo a salir al exterior).
Al margen de eso, como dije, creo que hay incoherencias respecto a la forma de actuar de esos seres alienados, y evitaré hacer algo tan simplista como “imaginar” qué ocurriría en tales circunstancias (a pesar de que hay estudios que contradicen este comportamiento tan sumamente robótico que observamos durante la película), sino que me ceñiré a elementos irrefutables como el sentir y exteriorizar dolor, si te cortan un brazo, hayas sido educado sin luz, sin gente alrededor, o en una mansión de Nueva York con cientos de personas sirviéndote. En la película se muestra como el hijo tiene “necesidades sexuales”, pero cuando está desahogándose, su reacción es simplemente inexistente. Es como si a alguien le alimentaras solamente de pasta, y eso hiciera que al tocar el fuego y quemarse, no expresara ni dolor en su rostro. Es decir, no tiene sentido, ni relación.
Y volviendo a este intento de innovación que queda en un total despropósito, el mensaje que quiere enviar es el del poder de la educación, la autoridad, los efectos arrebatadores y profundos que provocan el entorno en general, en la persona, y cómo influyen en ésta. A partir de aquí, la propuesta de los personajes de la película y sus actuaciones, aunque puede ser discutible, no es el punto cumbre como para ser criticada, pues por “raro” que nos parezca, y es precisamente la idea que se busca instalar, aunque extrema, no es del todo descabellada. Al menos, parcialmente. Porque, insisto, aparentemente es bastante extrema, sobre todo cuando no se tiene en cuenta factores determinantes como la curiosidad innata en el ser humano o el instinto (sobre todo sexual), que emergerá poderosamente sin excepción, y que es algo que no ofrece debate.
Porque incluso Truman, no podía evitar preguntarse sobre sí mismo y qué había más allá en el mundo, o Neo, de Matrix. Y no porque pudieran tener una vida más o menos normal, con los estímulos (presuponemos) adecuados. Porque Truman era constantemente influido para temer el mundo que no podía ver ni conocer, apartándolo rotundamente, y en Matrix, directamente la realidad se camufla con un mundo aparentemente verídico, pero absolutamente artificial. En la película Canino, sin embargo, ese poder de negación estaría en manos del padre de familia, que, como dije, además de dominar cualquier tipo de situación, es bastante violento, no explicándose el motivo, aunque sea irrelevante, pero ya que nos sumergen en ese microuniverso donde todo está limitado al chalet donde viven los protagonistas, si la pauta es que los hijos del susodicho, estén exentos de los peligros de la vida real y bajo una educación muy “sui géneris”, la pauta debería ser más o menos pacífica, aunque en este caso, el “gato”, sea “el mar” del Show de Truman (ese miedo a salir al exterior).
Al margen de eso, como dije, creo que hay incoherencias respecto a la forma de actuar de esos seres alienados, y evitaré hacer algo tan simplista como “imaginar” qué ocurriría en tales circunstancias (a pesar de que hay estudios que contradicen este comportamiento tan sumamente robótico que observamos durante la película), sino que me ceñiré a elementos irrefutables como el sentir y exteriorizar dolor, si te cortan un brazo, hayas sido educado sin luz, sin gente alrededor, o en una mansión de Nueva York con cientos de personas sirviéndote. En la película se muestra como el hijo tiene “necesidades sexuales”, pero cuando está desahogándose, su reacción es simplemente inexistente. Es como si a alguien le alimentaras solamente de pasta, y eso hiciera que al tocar el fuego y quemarse, no expresara ni dolor en su rostro. Es decir, no tiene sentido, ni relación.