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España España · Madrid
Voto de Jab:
9
Drama. Romance Japón, mediados del siglo XIX. Seibei Iguchi es un samurái de bajo rango que trabaja como burócrata. Viudo, vive con sus dos hijas, a las que adora, y con una madre ya senil, por lo que se ve obligado a hacer otros trabajos para poder sacarlas adelante. Una nueva oportunidad se presenta en su vida cuando se entera de que Tomoe, su amor de siempre, se ha divorciado de su cruel marido. Sin embargo, el rígido código de honor de los ... [+]
12 de diciembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica película de Yoji Yamada, que con un estilo muy japonés y teatral llegó a estar nominada para el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Muy buena producción con una bella fotografía y cuidados escenarios pero muy alejada de las superproducciones con miles de extras, siendo la mayoría de sus escenas minimalistas y de fácil lectura. Yoji Yamada encontró en el minimalismo la profundidad que deseaba para su obra, centrada básicamente en la humildad de un ser humano excepcional alejado de la falsa fachada de los samuráis del final de la era Tokugawa. La preciosa banda sonora acompaña en todo momento añadiendo una carga dramática importante a la historia y el estilo cinematográfico al más puro estilo Ozu con los toques personales de Yamada nos hace recordar los grandes films de la época dorada del cine japonés.


La historia narra la vida de Seibei, un samurái de clase baja que trabaja como burócrata y tiene que mantener su hogar. Su mujer murió tras una larga enfermedad que les endeudó, dejando a dos hijas a su cargo y también a su madre con demencia senil. A Seibei le retienen casi la mitad de su salario por la deuda contraída y tiene que hacer otros trabajos menores para sacar adelante a su familia, lo que le deja son tiempo para dedicarse a su propia persona, siendo a pesar de todo un hombre feliz que valora lo que tiene y se aleja del ego, apariencia y el nivel de vida que llevan sus compañeros samuráis.

La película es una dura crítica a los guerreros samuráis en una época de paz absoluta en la que los duelos estaban prohibidos y las guerras tan sólo tenían eco en las canciones y cuentos populares, concluyendo con la pérdida de identidad de ésta mítica clase guerrera en el fin de la Era Tokugawa. Yamada honra la humildad y reconoce con su protagonista lo importante que es saber valorar los pequeños grandes detalles de la vida, alejando a su protagonista del orgullo, el ego y la vanidad. También deja en entredicho el Bushido y la utilidad de la clase samurái al final de la Era Tokugawa, una clase que tan sólo servía para mantener un sistema feudal en el que prácticamente era imposible progresar porque desde tu nacimiento estabas condenado a vivir en una clase social.

Yamada consigue mucho con muy poco, pues sus contundentes diálogos y escenas minimalistas sirven para tejer una fuerte historia de fácil comprensión, con un personaje principal sencillo y carismático que identifica perfectamente a la clase obrera de casi cualquier lugar de nuestro mundo. Por último, alabo su lirismo visual, ya que tiene un alto contenido en simbolismo que si se sabe descifrar transforma el film en una historia con un contenido denso a pesar de que sus 123 minutos de duración pasan volando.
Jab
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