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España España · Málaga
Voto de Kaori:
5
Drama. Romance. Aventuras Rusia, revolución bolchevique (1917). La guerra civil que sigue a la revolución mantiene al país profundamente dividido. En medio del conflicto, asistimos al drama íntimo de un hombre que lucha por sobrevivir. Este hombre es Zhivago, poeta y cirujano, marido y amante, cuya vida trastornada por la guerra afecta a las vidas de otros, incluida Tonya, su esposa, y Lara, la mujer de la que se enamora apasionadamente. (FILMAFFINITY)
24 de marzo de 2013
19 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llega un momento de tu vida en el que por fin ocurre. Un día te plantas y ves «Doctor Zhivago». Era inevitable. Encumbrada como la obra definitiva sobre la Revolución Rusa, como una de las grandes superproducciones y una de las historias de amor más entrañables del celuloide, es inevitable que un día te tomes tres horas para sentarte y ver uno de los trabajos de David Lean más reconocidos y admirados. ¿Y es así? No, no lo es. Es decepcionante.

Creo que no exagero si digo que la historia que nos cuenta «Doctor Zhivago» no me ha gustado en absoluto. Esto es algo meramente subjetivo, no hay duda, pero la biografía de este doctor-poeta durante la Rusia revolucionaria es poco atrayente, incluido su sonrosado (sí, sonrosada) romance con Lara. Zhivago es un personaje que inspira sincera indiferencia porque es imposible, no puedo creerme, que un hombre bajo sus circunstancias se muestre tan impávido. No puedo ser que su postura ideológica sea tan cobarde, como si fuese bolchevique, liberal y conservador, y al mismo tiempo no fuese nada. Me hubiera gustado oírle una defensa de... algo, de lo que sea, pero defendiendo algo con pasión, con arrojo, con esa poesía que escribe pero que no leemos. La Historia nos dice que hubo millones de muertos y emigrados; hubo crueldades de toda clase, miseria de toda índole. Rusia padeció un tormento inimaginable, tormento del que sigue sin recuperarse. Pero en «Doctor Zhivago» no son conscientes de esa tragedia, y Zhivago va por los caminos, de un sitio a otro, sin un verdadero ideal.

Del romance, otro tanto. El principio de la película es confusísimo por lo velado que está todo, muy desconcertante; después de más de una hora de distintos avatares por parte de Yuri y Lara, se encuentran por enésima vez en la vasta Rusia, y ¿qué ocurre? Que de un minuto a otro, han pasado seis meses y ellos se han enamorado. No le busquemos explicación. Se han enamorado y punto. Yo siempre he defendido la exposición del enamoramiento; que se muestre, que se vea, que sea palpable. Aquí nos lo arrebatan, y se supone que es muy bonito. Pues no lo es. Hacia la parte del final, su idilio tiene más protagonismo, pero es que yo en esos momentos me acordaba de la estupenda Tonya (Geraldine Chaplin) y sus hijos, y, claro, me repateaba tanto amor y caramelo hacia una atolondrada Lara. Se supone que lo hermoso es esa idea del amor predestinado y sin embargo esquivo por azares de la vida, como les ocurre a ellos, que podrían haberse conocido mucho antes de lo que se conocen. Quizá es por el cómo o por el quiénes, no lo sé, pero tal y como sale me produce sopor.

Rescatemos la música de Maurice Jarre, las interpretaciones lideradas por el buenísimo Rod Steiger (personaje de gran interés), Alec Guinness y Omar Sharif, con una mirada de ojos oscuros y redondos que muy posiblemente no se olvidará. Los paisajes hispano-rusos, muy destacables.

Seguimos esperando la gran obra sobre Rusia. ¿Quién se anima?
Kaori
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