Inesperada divertida comedia dirigida a cuatro manos por Philip Lord y Chris Miller. Sí, inesperada por completo. Me veía venir un bochorno ridículo, una guarrada sin gracia alguna que hiciera que renegara del género masculino, porque está claro que esta peli es de hombres y para hombres. No importa que salga el ex más sexy del mundo Channing Tatum. «Infiltrados en clase» es para tíos.

Reconozco que a mí Channing me parece majo en general y me vuelve loca en particular cuando baila. Solo cuando baila. Aquí se echa algún que otro meneo garboso con un personaje, Jenko, del que nunca nos podrán hacer creer que no sea el tipo popular del instituto. Mentira. Los tiempos pueden cambiar, las tribus urbanas jerarquizarse de otra manera, los gustos sociales y culturales imponer nuevas reglas de convivencia pero jamás de los jamases un chico con su carita de pillo, sus ojos verdes, su cuerpo escultural, sus habilidades atléticas, su pasiva seguridad, su nobleza de corazón y su fuerza física pasará desapercibido para el común de los mortales. Nunca. Todas las chicas estarían revoloteando a su alrededor como esa profe pelirroja de química a la que lleva por la calle de la amargura sexual. Eso al menos en la vida que todos conocemos.

En la vida de «Infiltrados en clase» el mundo se vuelve del revés y «antinatura» y la vuelta a la adolescencia de Schmidt y Jenko pondrá a prueba su amistad casi fraternal mientras buscan su propia identidad. Acción parodia muy lograda, simpáticos toques escatológicos y sexuales que no ofenden, situaciones divertidas y la necesaria complicidad entre los dos actores protagonistas, Jonah Hill y Tatum. Atención al momento dedos en la boca, de verdad que no podía parar de reír.

Amena, dicharachera y con un punto canalla que resulta refrescante. Casi ni me lo creo.