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España España · Málaga
Voto de Kaori:
7
Musical Cuando acaba la Guerra Civil, un cantante homosexual, un pianista y su novia Pepita se unen para formar un grupo que se hará famoso y triunfará en toda España. Cuando regresan a Madrid, empiezan para ellos los peores momentos de su carrera; la aristocracia de la capital, aburrida y en busca de fuertes emociones, arremete contra Mario por su condición de homosexual. Mientras, la madre de Pepita conspira para separarla de su novio. (FILMAFFINITY)  [+]
23 de mayo de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posguerra española en un Madrid de folklóricos, aristócratas, cocaína, sexo, celos y amor. Jaime Chávarri impone en los noventa un nuevo género al cine español. Abstenerse ideólogos e intolerantes.

El triángulo amoroso que menos nos esperaríamos es el eje sobre el que rueda todo: un varón entre una mujer y otro hombre. Amor heterosexual y homosexual de los que queman el celuloide. Ángel de Andrés, un tipo viril donde los haya, es el deseado, perseguido y amado Juan, republicano y pianista que se mueve en el mundo del espectáculo con el distanciamiento propio de cierta rigidez moral que será fuente de continuas disputas entre él y su chica, una Ángela Molina menuda y de ojos inmensos, flamenca, chillona y de barrio. Desde luego, no ha sacado la voz de su padre, pero cumple con su Pepita, siempre recargada de simpática vulgaridad.

A quien le toca el papel más fuerte y agradecido es a un impactante Manuel Bandera, tan atractivo, deseable, elegante y glamuroso, se encuentre en el estado en el que se encuentre y haga lo que haga, que no necesita ni interpretar, sino sólo estar y ser en la escena. Mario nos brinda esa clase de amor que yo llamaría desesperado: imposible, sincero, hondo y doliente, visible aunque discreto por deferencia hacia su amigo y nunca verbalizado, a lo sumo cantado. Y qué bien cantado, como se ha de cantar la copla, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón en la letra. Para el recuerdo ese «Te lo juro yo» con piano y voz. Maravilloso. Carne de gallina. Igual que ocurre en el beso de despedida, de los más hermosos que podremos ver entre dos personas por lo que significa, por lo que tiene de sueño cumplido, de ardor calmado.

El trasfondo socio-político sirve de estupendo marco de acción, a caballo entre la reconstrucción de un país con sus prejuicios, peligros, cuerdas flojas, intereses y pasiones. Pese al contenido fogoso y provocador de la historia, Chávarri rueda con gran serenidad, delicadeza y elegancia, no sin rudeza, con un aire espartano que queda chocante y estiloso en medio de la aparente alegría. Una de sus virtudes es que muestra justo lo que hay que mostrar. La contención intensifica el mensaje. Menos es más.

Un musical tan patrio como ajeno. Una película para quererla, y no tiene «cómo ni por qué».
Kaori
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