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España España · Málaga
Voto de Kaori:
7
Acción. Ciencia ficción Tras el holocausto nuclear, la gasolina se ha convertido en un bien escaso y muy codiciado. Mad Max, héroe solitario, inicia una lucha sin cuartel para ayudar a una colonia de supervivientes constantemente atacada por un grupo de violentos guerreros que intenta arrebatarle un tanque de gasolina. Max decide ayudar a los defensores del tanque... (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero una airada protesta: ¿se puede saber qué clase de mafia impera en Hollywood? ¿Cómo es posible que un director como George Miller haya hecho tan pocos trabajos? Sólo puedo pensar en intrigas de toda clase, intereses deleznables o apatía incomprensible del propio director. Yo no sé qué será y, a falta de respuesta, sólo puedo quejarme de que no haya más películas de este hombre. Y ahora, arranquemos.

Confieso que no pude terminar de ver «Mad Max, salvajes de la autopista», de la tensión que me producía. Me vi superada, sí, lo admito, por la violencia de las imágenes y de la propia historia. Esa banda diabólica que surcaba el asfalto en busca de víctimas inocentes era una pesadilla para mi y no tuve cuerpo para soportarlo. La sensación que me quedó, a parte y a pesar de lo dicho, fue positiva en tanto producto cinematográfico.

Esta segunda entrega, mucho menos seria y más informal, me ha gustado bastante. A Miller se lo debemos. La historia puede ser una idiotez cualquiera, pero es que el mundo apocalíptico que nos pinta y cómo nos lo pinta me parece estupendo. Estos villanos siguen dando miedo y, lo que es peor, asco, pero por fortuna la violencia se relaja y la dureza se ablanda a favor de un poco más de humor y toques de aventura. He de decir, aún a riesgo de cualquier reprimenda, que ese look de homosexual vicioso y sádico da un repelús tremendo.

Así, la carretera cobra vida bajo un sol árido y unas llanuras australianas de gran belleza; carretera, junto con unos automóviles, que nunca tendrán tanta potencia visual como aquí. Mel Gibson y su traje de cuero a cachos, y el peinado esquizofrénico, también impacta lo suyo, porque mira que es atractivo este chico. Pero Miller no se detiene ahí, y nos ofrece una preciosa fotografía, como la del sol en el horizonte entre las ruedas de los coches o un moribundo Max por los aires. Y le da tono, ritmo, épica, estilo a una distopía que ha creado escuela.

Ya quisieran otros. ¿Qué ha sido de ti, George?
Kaori
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