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España España · Málaga
Voto de Kaori:
6
Drama Roslyn Tabor (Marilyn Monroe), una joven que llega a Reno (Nevada) para divorciarse, conoce a un viejo vaquero (Clark Gable) y decide quedarse unos días en su cabaña. Poco después, él encuentra en las montañas una manada de caballos salvajes y decide capturarlos para vender la carne, contando con la ayuda de un vaquero especialista en rodeos (Montgomery Clift). (FILMAFFINITY)
29 de diciembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ser humano, que es una criatura social por naturalaza, se empeña habitualmente en no ser de nadie, no estar con nadie, no vivir con nadie y no necesitar a nadie. Arthur Miller toma la pluma, John Huston la cámara y los actores sus propias almas para este drama en el oeste (aunque no western), esta vez sí, crepuscular.

La trama tiene poco en apariencia, pero también en su fondo: tres hombres en tres etapas distintas de la vida se encuentran con una mujer que les hará abrir los ojos a la realidad, la cruda y esperanzadora realidad, sobre ellos mismos y el mundo. Ellos son Clark Gable, Montgomery Clift y Eli Wallach. Ella es Marilyn Monroe. ¿Qué equivalentes entre los intérpretes de hoy podríamos elegir para que se alcanzara este sentido de lo mítico? Quién sabe, pero cuesta encontrarles. Además, estoy cansada de escuchar que Marilyn no es una buena actriz, y yo sin embargo veo a esta Monroe de curvas soñadoras y mirada sentimental y sólo puedo decir que es posiblemente la mejor del reparto; está soberbia como actriz y soberbia como mujer. Y soberbia como personaje, con una Roslyn que es madre, amiga, amante y lo contrario; una mujer que deberíamos ser todas las mujeres. Una mujer que «parece ingenua» y sin embargo... sin embargo tiene la mente aguda, la personalidad marcada, la ternura en los brazos, el ánimo en los labios y la fuerza en el corazón que sostiene a todos, les tira y les empuja para que busquen esa estrella que les guíe hacia el Norte.

«Vidas rebeldes» cae en el error del literato y se enroca en un guión anecdótico, algo artificial, sustituido por parrafadas que se pasan de trascendentes. La gente no es tan filosófica y rebuscada cada vez que habla. Lo que sorprende es que la historia tiene la claridad suficiente como para que sepamos qué le pasa a cada personaje, entre el miedo a la soledad, la dependencia o al desamparo, y la frustración constante sin objeto ni rumbo.

En medio de la insatisfacción, por lo que podría haber sido y no fue, que la película nos produce, Huston nos lega las escenas imperecederas de los caballos en el desierto, desbocados y libres, símbolo de la lucha del Hombre contra sí mismo; Clift, su expresión temblorosa; Gable, el adiós de un Rey, y Monroe y Wallach un baile agarrados que es un diamante puro. Qué nivelazo.
Kaori
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