Esta película parece arrastrar un poco de leyenda negra (nunca mejor dicho), con eso de que es edulcorada, lacrimógena o que sale Brad Pitt (¿?). A mi, la verdad, no me ha parecido nada de eso. Lo que creo es que el hecho de que el reparto contenga actores atractivos va en detrimento de su valoración, vete tú a saber por qué motivo. Pensaré que es pura envidia.

Brad Pitt y Aidan Quinn son hermanos en «Leyendas de pasión», contrarios en todos los sentidos. Uno es rubio, el otro moreno; uno es apasionado y salvaje; el otro tranquilo y poético (herencia de su madre, según él). A mi sinceramente quien me vuelve loca es Aidan Quinn y su Alfred, el primogénito de trajes oscuros y ojos inhumanos; porque esos ojos clarísimos no pueden ser reales. Cada vez que aparece en pantalla me quedo boba, boba perdida. Lástima que un intérprete de su presencia y valía se haya desaprovechado tanto.

Edward Zwick, gran director por lo que sé de él, retrata con atmósfera y tono, un drama familiar que se alarga en el tiempo, aunque, muy acertadamente, no durante toda la vida de sus personajes. Es correcta a todos los niveles, el reparto es espléndido e introduce, además, momentos de emotividad y emoción, siempre con una suavidad que envuelve y calma. Y menos mal. Porque la historia es triste, triste, lo que hace que, a la postre, la sensación final no sea muy agradable. También podría haber sido peor, desde luego, así que estoy por no quejarme.

Interesante película de amores y pasiones pero, sobre todo, de elecciones personales y formas de afrontar la vida. Si eres mujer, no te la pierdas. Para el resto, más que aceptable, y si tienes espíritu de aventura, es posible que te guste especialmente.