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España España · Málaga
Voto de Kaori:
9
Aventuras. Drama En el siglo XIV, los escoceses viven oprimidos por los gravosos tributos y las injustas leyes impuestas por los ingleses. William Wallace es un joven escocés que regresa a su tierra despues de muchos años de ausencia. Siendo un niño, toda su familia fue asesinada por los ingleses, razón por la cual se fue a vivir lejos con un tío suyo.
23 de febrero de 2013
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos probablemente ante la última gran aventura épica del Cine. Inspirado por el son de las gaitas escocesas y el verde esmeralda de las Highlands, Mel Gibson se imbuyó de espíritu rebelde y regaló al Séptimo Arte un dramático canto a la Libertad. De ser él, yo hubiera luchado por la Justicia, que es lo que en verdad necesitan los desgraciados de este mundo.

«Braveheart» comete el error de plantear un conflicto burdamente maniqueo: el villano de esta historia es de una maldad y una falta de ética desmesurados. El rey Eduardo I y por extensión los ingleses son casi demonios que, como es lógico, deben ser exterminados. Personalmente, no me hace gran ilusión eso de que el pueblo, el humilde y tranquilo pueblo que tiene el derecho a vivir en paz, se meta a guerrero y termine muriendo en el campo de batalla para conseguir un poco de dignidad. En medio de este caos en el que los opresores ingleses cometen toda clase de tropelías contra los nobilísimos escoceses, aparece William Wallace.

Detectado y asumido este pequeño disgusto que sin duda va en su detrimento, «Braveheart» es en lo que respecta a todo lo demás, buen Cine que transpira Arte por cada poro de su celuloide. El fragor de la batalla y la arenga a los soldados ha creado escuela, aunque nadie haya vuelto a imprimir a sus combates esa salvaje, realista e íntima intensidad de los mazazos en los cuerpos, en un éxtasis de desesperación guerrera bajo los cielos nublados de Escocia. Sobresale también en las escenas íntimas, las silenciosas, las de rostros compungidos, sonrisas en la distancia, arcos tensándose y ojos que reflejan la más hiriente de las decepciones, con un Gibson que se desgarra y nos desgarra desde el principio. Contribuye a la grandeza de la película que los paisajes sean plenamente naturales y las personas de carne y hueso, sin ordenadores de por medio. Saldrá más caro, pero también queda muchísimo más hermoso.

Destaca irremediablemente la historial romántica de un William Wallace que se presenta como héroe y mártir, pero cuyos actos son brutales y vengativos. De hecho, podría caerme mal si no fuese porque guarda en su corazón una templanza admirable, una humildad que le eleva y un amor, sobre todo un amor, que me conmueve hasta las lágrimas. Aquí no hay pomposas declaraciones de amor, pero sí hay flores disecadas y pañuelos bordados que significan más que todas las palabras. Junto con la partitura de James Horner se llega a cotas emocionales inalcanzables para buena parte de afamados directores. Así de simple.

A los listillos que nos hacen una cátedra de Historia en sus comentarios, sólo puedo decirles que se han equivocado de página. Esto es Cine, señores. Y si la mayor crítica que se le puede hacer a esta película es su poco rigor Histórico, queda demostrado que «Braveheart» es sin lugar a dudas un verdadero peliculón.

Espléndida cinta. Inolvidable historia. De leyenda.
Kaori
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