Así que habrá que darle las gracias a los Wachowski por haber terminado la saga Matrix. Ahora la pregunta es: ¿de verdad querían hacer «esto» desde el principio? ¿En serio que era «esta» historia la que querían contarnos cuando empezaron su trilogía? Porque, quién sabe, a lo mejor entre tantos millones de dólares, el respectivo cambio de sexo y las incomodidades/privilegios de la fama, ya no saben ni dónde están ni lo que tienen entre manos.

No hay duda de que «Matrix Revolutions» es una película mala, con esa mediocridad que la convierte en sub película, una especie de «cosa» que empieza y acaba sin que nos interese en ningún momento nada de lo que va a ocurrir. Recomiendo a quienes, después de todo lo dicho, se animen a verla, que lo hagan del tirón y se vean las tres sucesivamente, y entonces quizá se aclaren un poco más y no resulte tan, pero tan, pero tan, tan horrorosa, y se quede en simplemente horrorosa. Mi puntuación se la dedico al trabajo técnico, que tiene su mérito, y a Keanu Reeves, por supuesto: un Reeves vestido con sotana y bajo la lluvia bien vale aunque sólo sea media estrellita.

Además, la «Revolutions» viene a confirmar lo que ya se exponía en la primera, a pesar de la ceguera que contagió a muchos espectadores: el conflicto filosófico y cognitivo sobre la realidad no es el tema principal de la historia, sino la voluntad del individuo. Así, nuestros guapo Neo llega a afirmar en un momento dado que hace lo que hace porque «lo he elegido», mientras que el mundo Matrix y lo que conlleva queda relegado al olvido. La trama se sigue enroscando en el encriptado más confuso y patatero, con eso del destino, el Oráculo y no sé qué del Arquitecto; y a falta de otra cosa, se rellena el metraje con una familia hindú que está por ahí, otro programa de una estación que no sé qué pinta, de nuevo un francés con Monica Bellucci (ni idea de quiénes son...), unas piruetas que a estas alturas pasan desapercibidas y, cómo no, una mega super batalla entre las máquina-calamares y las máquina-hombres, agotadora y plomiza hasta el punto de que mi único deseo era que ganase de una vez por todas alguien, no importaba el bando.

Creo que, con justicia, sobre este desenlace de la saga Matrix ni se habla. Es como si no existiera. Por algo será.