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España España · Málaga
Voto de Kaori:
9
Drama. Intriga Al poco tiempo de perder a su esposa Rebeca, el aristócrata inglés Maxim De Winter conoce en Montecarlo a una joven humilde, dama de compañía de una señora americana. De Winter y la joven se casan y se van a vivir a Inglaterra, a la mansión de Manderley, residencia habitual de Maxim. La nueva señora De Winter se da cuenta muy pronto de que todo allí está impregnado del recuerdo de Rebeca. (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2011
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y si lo dice el señor de Winter, habrá que hacerle caso. Máxime cuando está interpretado por un espléndido Laurence Olivier que engrandece la pantalla y, por supuesto, la película. Es la elegancia personificada y la seguridad aplastante, arrolladora, que encandila y domina a una inocente y maravillosa Joan Fontaine, perfecta en su angustia y en sus complejos. Atención a los diálogos que mantienen, porque no tienen desperdicio.

«Rebeca» es la historia de un amor malsano y de un amor puro; la historia de una mentira y de la búsqueda de la verdad; es la historia de una mansión casi maldita y la historia de un secreto que planea sobre los personajes con la misma fuerza con la que planea una difunta. Que gran acierto, que grandísimo acierto, que nunca veamos a la amada y odiada Rebeca; hubiera sido imperdonable escuchar su voz, ver una foto, o tan siquiera un recuerdo. La evocación es mucho más eficaz que cualquier flashback.

Inmejorable fotografía que hace que hasta el Oscar se quede corto. Es una gozada ver los planos del rostro de Judith Anderson, el juego de sombras y de luces, y ese magnífico blanco y negro que ilumina la pantalla. Además, Hitchcock se cuidó mucho de no adornar el metraje con su particular sentido del humor. La historia es un drama, y como tal se plantea, se concibe y se desarrolla.

Puestos a criticarla, chirrían sobremanera los fondos artificiales; mejor no poner nada, a poner una pantalla que se ve a leguas, especialmente al compararlo con la magnífica ambientación de Manderley. También es cierto que decae un poco en la parte final, ya que se pierde por completo la ambientación oscura y la intimidación psicológica, para volverse una película policíaca. Si se quiere ser tortuoso, hay que serlo hasta las últimas consecuencias.

Sinceramente, es posible que sea la mejor película de Hitchcock: por creativa, por artísitca, por densa, por bien estructurada y por bien dirigida. Mi consejo: todo un clásico que conviene ver.
Kaori
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