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Voto de Kaori:
4,410
Drama
Año 1943. Italia durante los nueve meses de ocupación alemana. Cesira (Sophia Loren) es una mujer que vive en Roma con su hija Rosetta, una adolescente de trece años. Ante el avance de la guerra, decide huir de la capital y refugiarse en casa de unos parientes, en los montes de Ciociaria, donde es muy bien recibida. La vida discurre serena lejos del frente. La bella Cesira conoce a Michele (Jean Paul Belmondo), un joven intelectual que ... [+]
5 de enero de 2019
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Dos mujeres» es una de esas películas que de alguna manera te arrepientes de ver. Porque lo único que termina aportándote es aburrimiento y malos rollos, y a estas alturas lo mínimo que puedas sufrir en el cine mejor.
Hay cosas que duelen y lo que les ocurre a estas dos mujeres, a una adulta y a una niña, pues duele y no es nada agradable de ver, ni siquiera de imaginar, ni de pensar. El problema de «Dos mujeres» es que es extremadamente tonta, y puede que resulte de una falta de sensibilidad bárbara que diga esto teniendo en cuenta, repito, el dram que acaba por sucederles a madre y a hija pero es que es así: «Dos mujeres» no ofrece nada relevante excepto un mensaje de «qué mala es la guerra», pero como ya he dicho otras veces esto ya se sabe y además es simplista. Aunque, claro, tal parece que Cesira no se ha enterado de que la guerra es mala, de que hay hombres malos y de que en esta vida las cosas malas también te pueden ocurrir a ti. O a tu hija, que es peor.
De esta manera, la madre Cesira se embarca en un periplo me atrevo a decir que sin sentido por una Italia en guerra, y nada más y nada menos que la segunda guerra mundial, con una hija adolescente, una niña, y sin más protección que su pasión de mamma italiana. Lo peor es que nadie les dice nada, nadie las alerta, nadie parece ser consciente de los peligros de ir solos por el mundo, del riesgo que supone. De hecho, ¿no es un poco surrealista la actitud, las formas de comportarse de estos personajes? Todo parece falso, ajeno a la realidad, incluso la guerra, que se trata sin ningún tipo de rigor, casi como caricatura. Y se ve venir lo que va a pasar, lo que les va a pasar a estas dos mujeres, porque el mundo es así de cruel, porque en la vida hay que ser consciente de la realidad, de cómo somos las personas, y no vivir de fantasías ni de lo que nos gustaría que fuese.
Al final la fortaleza femenina parece imponerse contra todo y contra todos, en una especie de alegato de la mujer, de su sacrificio, de su dolor silencioso que no llama tanto la atención como el dolor de los muertos. Mejor vivir que morir, así que deja de llorar, que estamos vivas. No sé si es un consuelo, pero da que pensar.
Prescindible.
Hay cosas que duelen y lo que les ocurre a estas dos mujeres, a una adulta y a una niña, pues duele y no es nada agradable de ver, ni siquiera de imaginar, ni de pensar. El problema de «Dos mujeres» es que es extremadamente tonta, y puede que resulte de una falta de sensibilidad bárbara que diga esto teniendo en cuenta, repito, el dram que acaba por sucederles a madre y a hija pero es que es así: «Dos mujeres» no ofrece nada relevante excepto un mensaje de «qué mala es la guerra», pero como ya he dicho otras veces esto ya se sabe y además es simplista. Aunque, claro, tal parece que Cesira no se ha enterado de que la guerra es mala, de que hay hombres malos y de que en esta vida las cosas malas también te pueden ocurrir a ti. O a tu hija, que es peor.
De esta manera, la madre Cesira se embarca en un periplo me atrevo a decir que sin sentido por una Italia en guerra, y nada más y nada menos que la segunda guerra mundial, con una hija adolescente, una niña, y sin más protección que su pasión de mamma italiana. Lo peor es que nadie les dice nada, nadie las alerta, nadie parece ser consciente de los peligros de ir solos por el mundo, del riesgo que supone. De hecho, ¿no es un poco surrealista la actitud, las formas de comportarse de estos personajes? Todo parece falso, ajeno a la realidad, incluso la guerra, que se trata sin ningún tipo de rigor, casi como caricatura. Y se ve venir lo que va a pasar, lo que les va a pasar a estas dos mujeres, porque el mundo es así de cruel, porque en la vida hay que ser consciente de la realidad, de cómo somos las personas, y no vivir de fantasías ni de lo que nos gustaría que fuese.
Al final la fortaleza femenina parece imponerse contra todo y contra todos, en una especie de alegato de la mujer, de su sacrificio, de su dolor silencioso que no llama tanto la atención como el dolor de los muertos. Mejor vivir que morir, así que deja de llorar, que estamos vivas. No sé si es un consuelo, pero da que pensar.
Prescindible.
