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Voto de Jark Prongo:
7
Comedia. Drama Tras ejercer sus funciones en una isla del sur de Italia, un joven sacerdote es destinado por sus superiores a una parroquia de Roma. Allí se reencuentra con su familia y sus amigos e intenta, en la medida de sus posibilidades, cambiar las cosas, pero el fracaso le acecha, y su posterior crisis personal y profesional le hacen cuestionarse su labor dentro de la Iglesia... (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2012
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si es por mi querencia a los films de curas enfrentados al dualismo humanidad-fé (Los Comulgantes (Bergman), León Morín Sacerdote (Melville), Diario De Un Cura Rural (Bresson), Sor Citroen (Lazaga)) o porque, directamente, la película es buena se mire como se mire, pero aquí hay una gran obra. Con un estilo formal clasicorro, de esos de plano fijo cuasi pétreo (con una profundidad de campo bestial y muy bien integrada en lo que quiere decirnos Nanni) que sólo se ve alterado por travellings y zooms contados que sirven para decirnos que el cura está perdiendo la chola (de puro duelo que existe en su cabeza), Moretti cultiva una crueldad importante sobre el personaje principal (y, por ende, para consigo mismo) para exponer qué sucede cuando el ser humano no puede separar dicha condición de lo que se presupone es su oficio vocacional, en este caso el ejercicio de la curia eclesiástica y el ministerio de la fé. Y lo hace a las bravas, sin dar tregua al personaje: le pone en el brete de tener que lidiar con una infidelidad de su padre (muy parecido físicamente a Jose Luis Lopez Vazquez) a su señora madre, con una hermana algo frescales que se queda en cinta y pretende abortar (magnífica esa amenaza ya en su casa, como ciudadano normal, de ¨si matas al niño después te mato yo a ti y me suicido¨) y, finalmente, con la muerte/suicidio de su madre como consecuencia de la intención del marido/padre de procrear con su nueva amante una vez casados por él, pobre hombre al que le pasan más cosas jodidas que a El Fary en un capítulo de Menudo Es Mi Padre. Porque a toda esta mierda le acompañan otras varias que no le afectan tanto al darse en miembros de la comunidad que no son familia directa, pero aquí, al amigo, todo vecino le pide consejo mientras le salpican la caca a presión. El oráculo de la mierda con alzacuellos, vaya.

Esta confusión de identidad a la que me refería se hace patente en que raro es el momento en el que el cura no lleva la sotana, solo quizá cuando juega con niños, ya que parece considerar la infancia como la única pureza no corrompida (como bien señala en su homilía final rememorando en alto el momento más feliz de su vida). Y el cambio de actitud que experimenta desde sus bienintencionados inicios al ambiguo final (¿se va a suicidar?) se va haciendo cada vez más agrio, casi difícil de soportar para el espectador, acostumbrado a ver en el cine a los curas como seres calmos, con temple, sensatez y, desde luego, incapaces de gritar a un niño, pegar a una hermana o hacerle un súplex a su progenitor. Son humanos, señores. ¿Quién no ha intercambiado algún archivo de menores con ellos por Internet? Pues eso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jark Prongo
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