Un documental que habla sobre la libertad individual si miramos más allá de la hazaña épica. En realidad el nivel de compromiso, de riesgo asumido, es tan desfachatado que el interés y la sensación de vértigo es difícil que decaiga mientras vamos viendo los entrenamientos y aproximaciones.
Las imágenes (casi valdría decir las vistas) son entre inverosímiles y bellas, esa roca gigantesca es un lugar único para crear una sensación de vértigo incluso a través del filtro de una pantalla.
Mención a parte merece la novia de Alex Honnhold. Es como un personaje escrito para una película como esta, la hace más interesante y llevadera. Parece más una actriz que una protagonista de un documental, y aporta a la película la calidez y vidilla que tal vez le hubiera faltado al film al carecer de profundidad, o de algún tipo de complejidad más allá de la técnica y del riesgo que asume Alex.