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Voto de Alejandro Perdomo:
8
Comedia. Bélico Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, ... [+]
13 de noviembre de 2016
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¿Cómo no reírse? Es lo único que queda para los jóvenes, digo, ya no vivimos una guerra fría entre las dos polos que por siempre nos han pintado como opuestos y que Kubrick, de forma sutil, nos demuestra que son idénticos. Inicialmente nos muestra el pensamiento del típico estadounidense conservador de la época, ferviente devoto de los principios "democráticos" de los Estados Unidos y la necesidad de imponer esa democracia por todo el mundo de forma excepcionalista. Claro, eso es lo que siempre hemos sabido. La cosa entra cuando al General Jack D. Ripper se le va la pinza, haciendo alusión a los delirios de grandeza que muchos generales estadounidenses tuvieron en la guerra fría y que llevaron a tensiones casi apocalípticas, o por ejemplo, cuando al General MacArthur se le metió la grandísima idea de bombardear a Corea y deshacerse de los comunistas aún se sabía que los soviéticos no tenían acceso a las bombas, llevándolo a su retiro tras una polémica con el presidente Truman (caso de la vida real, sí).

No solo está para mostrar el miedo a las bombas atómicas y concientizar al respecto por mdio de la sátira, ¡no, es un no asboluto!; el film tiene el objeto de poner sobre la mesa la hipocresía de dos potencias mundiales. Una que se hace garante de la democracia y otra que distorsiona la idea del socialismo, ambos países capitalistas con diferentes conceptos estadales y con colores distintos, claro que sí. Recordamos por un momento que el problema nunca fue ideológico, simplemente una carrera imperialista entre dos estados pulpos. La película tiene escenas para reírse, como el encuento del embajador soviético y el presidente junto a los generales, esos insultos entre todos. La escena de la cámara dentro de la caja de cigarrillos, cómo olvidarse de la tripulación del bombardero principal y de los tres magníficos personajes interpretados por el enigmático Peter Sellers, un afeminado Mandrake, un presidente tan descuido como un mal padre y un sociópata científico nazi de nombre Strangelove tras nacionalizarse americano.

¡Una obra de arte inolvidable! Digan lo que digan, yo creo que esta es la evolución de Kubrick para sus futuras películas cargadas de simbolismo y sátira. En esta película no tenemos que fijarnos en efectos especiales, en color, en ninguna de esas cosas; pues podemos verlo como una comedia muy oscura, algo que no era tan común en la época y que puede reducirse a lo que es, una película simple. La he visto tantas veces como he podido y siempre acabo satisfecho. Recomendada para el que quiera tomarse el tiempo.
Alejandro Perdomo
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