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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
6
Comedia. Drama A miles de kilómetros al sur de Buenos Aires, tres personajes viajan por las solitarias rutas de la Patagonia. Don Justo, un anciano de 80 años dueño de un bar de carretera que regenta su hijo, se ha escapado de casa para buscar a su perro desaparecido desde hace tiempo. Roberto, un viajante de comercio de 40 años, lleva una tarta para el cumpleaños del hijo de la joven viuda de uno de sus clientes. Ese mismo día María Flores, una joven ... [+]
14 de junio de 2007
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que a mi, el cine argentino de la última década no me interesa lo más mínimo, o me aburre, o me causa una total y pasmosa indiferencia o me saca de quicio con sus historias mínimas.
Y, menuda ironía que, precisamente, una cinta llamada "Historias mínimas" me haya conmovido y dejado este tan buen sabor de boca al mismo tiempo gracias, en especial, a un Carlos Sorín que en ningún momento sobrecarga su film de excesos que, por lo general, suelen hacer mella en films de este tipo, como los largos y pausados silencios o lo común y lo banal.

Lo mejor de todo, son unos personajes desarrollados con una exquisita sensibilidad, y con historias tras de sí tiernas, divertidas, con momentos trágicos, bellos, para soñadores... en definitiva, de todo un poco, como la vida misma, pero con unos relatos que también requieren colaboración por parte del espectador, obligándole a recapacitar en sí los finales que tiene ante sí, por ejemplo, resultan desalentadores y esperanzadores. En opinión de un servidor, ambas cosas, pues mientras en la forma resultan una pequeña gota de optimismo, en el fondo, no son más que pedazos de vida alimentándose de una ilusión que les de vida para seguir adelante. Y si hay ilusión y esperanza, ¿por qué no acogerla entre tus brazos sin más remedio? ¿que es sino la vida? Un cúmulo de momentos mágicos que nos van llevando al inevitable final pero, gracias a los cuales, seguimos avanzando con esa confianza y ese verdadero ensueño que se nos va regalando poco a poco.

Además, Sorín lo refleja todo como un camino para llegar a ese final, dando gracias por poder esperar otro día más, sabiendo que algo nos espera, y que ese algo no es más que la alegría contenida tras aguantar y saber esperar el momento idoneo.
El reparto no podría ser mejor, Lombardo realiza un papel verdaderamente veraz, empapando su personaje de un halo de características que, ante todo, le hacen ser humano. Tampoco está nada mal Benedictis, con un personaje entrañable, o Javiera Bravo, cuyo protagonismo se ve relegado a un segundo plano, pero cuya interpretación es suficientemente fidedigna.
Una de esas películas para disfrutar cada minuto y cada plano.
Grandine
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