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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
5
Drama Dos personas entran en conflicto a causa de la propiedad de una casa. Para Kathy Nicolo, no sólo es la casa de su infancia, sino también la última esperanza que le queda para empezar un nueva vida después de superar su adicción a las drogas. Cuando recibe una orden de desahucio por impago de impuestos, la casa es subastada, El comprador es un coronel iraní, Behrani, que invierte en ella todos sus ahorros. A medida que la batalla entre ... [+]
16 de octubre de 2006
15 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
El papel de W.C., ese invento tan útil en los momentos de mayor apuro, que de tan abochornantes situaciones nos ha sacado y que tan sucio trabajo desempeña. Todo un héroe, o por lo menos lo era. Hasta que llegaron la nueva hornada de guionistas Hollywoodienses, dispuestos a todo por el cuarto de libra, incluso a ofrecer un mal uso a objeto de tan cotidianos quehaceres, inscribiendo en el mismo la infamia y la vergüenza del peor bochorno del cine mejor provisto de medios.
Pero lo peor de todo, no es que estos señores gasten susodicho papel en sus infames tareas, o cualquier kleenex e, incluso, servilleta del McRata a mano, sino que, para colmo, luego vengan algunos de los gafapastas de siempre, y se atrevan a ponerle a este esperpento la vitola de "cine independiente". Por favor... ¿cine independiente? Pero si no pasa de ser un telefilm dominguero de trama nefasta, personajes ramplones y tópicos, completado por una realización que se queda en mediocre (y por esa banda sonora -sombria y sensible, excelente- tan bien dosificada, que sino...)

Además, cuando se pretende lograr un drama de estas características, lo mínimo es que los personajes no sean meros esbozos o caricaturas de lo ya olido, manuseado y visto mil veces. Pero aquí no. Connelly, como protagonista, nos obsequia con una interpretación correctita, y poco más, intentando levantar una personalidad artifical, excesivamente premeditada y, sobretodo, vilmente sensiblera. Un desperdicio, vaya. A continuación, también nos topamos con Ron Elrand, que interpreta al policía sin demasiado esmero, un sujeto completamente inverosímil, vacuo y estereotipado, para variar. ¿..y los demás? Pues nada, actores que se limitan a cumplir con lo que se les pide, siendo desaprovechados hasta extremos enormes, desde sus relaciones hasta el papel desempeñado en el propio telefilm...

Ya por último, habría que lapidar lo de siempre: Diálogos estúpidos en su mayor parte, momentos sobreexagerados y sacados de madre (ni que esto fuera un film de Loach o Von Trier...) y realización sensiblera, nefasta y simplísima, tanto como las estúpidas postales que nos intenta ofrecer Perelman entre secuencia y secuencia intencionadamente dramática.

Pero, finalizando esta crítica, ustedes se preguntarán, ¿y por qué este tipo le da un 5 habiendo largado como lo ha hecho cuando la nota debería ser de 2, mínimo? Pues la razón es obvia, y salta a la vista: Ben Kingsley. Ese gran actor, sumamente infravalorado, aquí muestra lo que son los cimientos de una soberbia interpretación, es ese punto blanco que destaca entre tanta cochambre, el único tipo capaz de sacar su papel adelante con un impresionante poderío, consiguiendo que servidor se emocione y sienta desgarro tras ver cualquiera de sus momentos ante la cámara. Excelente, por tanto, Kingsley, una pena que todo lo demás sea desechable 100 %.. una verdadera pena..
Grandine
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