"Halloween 2" posee sus motivaciones como secuela, pues desgrana algunos asuntos de interés que nos hacen comprender algunos hechos que en la versión de Carpenter sucedían, pero que no llegabamos a entender (como ese interés de Myers por Strode).

En cambio, sus motivaciones no ayudan, para nada, a digerir tal cúmulo de secuencias estupefactorias, puesto que por cosas que pueda llegar a desvelar el film de Rosenthal, en ningún momento se desembaraza de esos instantes estúpidamente concebidos, que tratan a sus personajes como verdaderos peleles y que les imposibilitan (o eso parece) llegar a desarrollar su inteligencia en los momentos más críticos.

Que la película sea cutre, y no se tome ningún tipo de reparo en ocultarlo, es de juzgado de guardia, pero que la figura de Myers se vea convertida en un asesino del montón que ni tensa la cuerda, ni nada, sólo actúa sin más dilación, sin detenimiento, es para llegar a pensárselo dos veces.

Ni la aparición de Lee Curtis salva este despropósito, ni un final flojo tampoco, porque llega un punto que, cuando algo se torna tan estúpido, es imposible que ese algo sea rescatado de la nada.
Y menos si confunden a Myers con el cuerpo de un chaval de 17 años calcificado. Telita.