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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
8
Drama Tercera parte de la trilogía de Haneke sobre la violencia en la sociedad moderna (los otros dos films fueron "Siebente Kontinent" y "Benny's Video"). (FILMAFFINITY)
20 de mayo de 2007
29 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en su anterior film "El video de Benny" Haneke retrataba al ser humano como un ente morboso, que sentía especial curiosidad por observar que pasaba al otro lado del cubo, que cotas podía llegar a alcanzar todo ese sinsentido, toda esa vehemencia mostrada en la otra cara de la pantalla, aquí recrea diversas cronologías perpetrando un experimento tan fascinante como inteligente. Inteligente no, ineligentísimo, donde el mismo espectador resulta estar en el ojo del huracán, pues es este quien verdaderamente percibe ese reguero de imágenes tan atrayentes como palpitantes, y le hacen arrodillarse ante ese morbo, el morbo de saber qué se esconde tras cada uno de esos fragmentos, de seguir explorando esos pedacitos de vida que son mostrados y de no despegar en un sólo momento la vista de la pantalla por temor a perderse algo. Y es una baza que, sin que ni siquiera nos demos cuenta, Haneke juega con habilidad y perspicacia.
Probablemente, sea por ese motivo por el cual cada vez que me acerco a su cine, más me atrapan los trabajos de este singular realizador austriaco, pues además de lograr que uno mismo recapacite y se replantee aspectos de la propia propuesta, una vez te has sumergido en el universo Haneke, puedes llegar a comprenderlo todavía mejor, y esa es una cualidad que en muy pocos cineastas había conseguido invadirme tan pronto, y atraparme así.

De todos modos, no sólo juega con esa baza el responsable de esta cinta, pues también vuelve a mostrar la irracionalidad que precede al acto humano en muchas ocasiones. Y así volvemos a ser carne de nuestros impulsos, de nuestro ímpetu.
También resulta sumamente estimulante el modo aplicado para rodar esta propuesta, pues tras esos fragmentos unidos con pulcritud, se esconden relatos palpitantes, que obligan al espectador a permanecer atento para no perderse ni uno de los sólos detalles que se ofrecen en esa narración tan cercana como curiosa.
Así es, como mediante pedazos de existencia que nos trasladan a la pobreza, la preocupación, los problemas y tantas otras fijaciones de cariz social, se desenvuelve otra potente obra con sello propio y un arraigado carácter. Otra de esas obras que muestran que hoy en día todavía existe cine para experimentar, para jugar y para demostrar al espectador que no todo está tan inventado como creía y que puede hallarse en el interior de ese juego, arrastrado, sin ni siquiera haberse dado cuenta del mismo.
Grandine
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