Esta es la típica película que curiosamente podríamos englobar en inclasificable.

Es de esas que transmite miedo, pero no miedo tal cual, sino miedo al dolor. Es de esas películas que te encoges en la silla, y estiras las piernas y te alejas de la pantalla mientras pones caras raras, y es que te acaba doliendo a ti lo que presencias.

La película es asquerosa, pero podría haber sido mucho muchísimo peor, si, por ejemplo, hubiesen obviado los vendajes.
La película es cruda, pero más inquietante que dura, ya que en cierto modo, se queda corta, y no llega a transmitir todo lo que pienso que debería haber transmitido.

No se empatiza con las víctimas, quizás un poco al final del todo, y eso es un punto en contra a mi parecer.

La actuación del doctor es absorbentemente loca. Si querían una cara y actuación de psicópata en potencia habría que darle un premio. Sin embargo por momentos no concuerda. Lo mismo es un loco, que el doctor que sabe lo que hace, o que simplemente hace el ridículo.

En definitiva, de una idea loquísima que podría haber salido algo loquísimo, sólo ha salido una peli más, eso sí, diferente.