Viendo la caratula de la película, nos podemos esperar la típica comedia adolescente de baile de fin de curso, rodada hasta la saciedad. Sin embargo, muchas veces, las apariencias engañan.

Infiltrados en clase, es el tipo de comedia gamberra americana, con suficiente gancho y creatividad, que no tiene que echar mano de palabras obscenas, diálogos de colgados, mostrar tetas y culos, hacer pedorretas o echar litros de vómitos, tan de moda en estos tiempos cinematográficos, para arrancar la carcajada absurda de un espectador dispuesto a tragarse cualquier cosa que le pongan delante de los ojos.
En el caso de esta película, solo es necesaria la aparición de Jonah Hill y Channing Tatum. Y ¿qué mejor forma de hacer reír al espectador, sin utilizar ninguno de los dudosos elementos casposos citados unas líneas mas arriba?, pues dándoles una placa de policía, y metiéndoles de agentes infiltrados en un instituto para que investiguen un caso de tráfico de drogas.
Lo mas curioso es que la cosa funciona, y vaya si lo hace, cuando vemos en acción al dúo de la ley y el orden sembrar el caos en un tranquilo instituto.

No es de extrañar que la película fuera un éxito en los E.E.U.U. La combinación de estos dos actores y las escenas cómicas que generan, sin llegar a hacer uso del humor casposo, dan sus frutos en esta desternillante comedia. Y es que viendo detenidamente la película, podemos ver que muchas escenas pueden llegar a recordar a otras películas del género como: American Pie o Project-X.