Western entrañable de un siempre correcto Henry Hathaway. Estamos ante un atípico héroe dentro del género, con severos problemas de conciencia por matar en defensa propia y que pide agua en el bar. Eso sí, una vez más topamos con el jinete solitario, desheredado y desarraigado, sin tener adonde ir, aunque - aleluya - esta vez no acaba condenado a vagar eternamente (como en Centauros del desierto o Raíces profundas). Enhorabuena al premiado.
Por otra parte, nos encontramos con el habitual tema de la venganza, que bien cara le sale al "malo" de la película. El desenlace del conflicto no deja de tener cierto encanto.
En definitiva, un western muy agradable de ver, de cierta intriga, y con variantes bastante interesantes dentro de un género muy labrado por el cine clásico de Hollywood.