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Voto de Ferdydurke:
7
6.5
5,121
Drama. Romance
Patricia, una dominicana, busca un hogar y una seguridad económica que su situación de inmigrante ilegal no le permite alcanzar en Madrid. Milady, una cubana de veinte años, sueña con recorrer el mundo. Marirrosi, una bilbaína con casa y trabajo, vive en la más completa soledad, una soledad como la que comparten Alfonso, Damián y Carmelo, vecinos de Santa Eulalia, un pueblo sin mujeres casaderas ni futuro. Gracias a una fiesta ... [+]
13 de diciembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo por un momento o chiste ya vale la pena, se confirma como indudablemente una buena película jajaja*.
No es precisamente sutil esta propuesta, pero es de una precisión absoluta asombrosa en las situaciones, psicologías, conflictos y soluciones de todas las posibles encrucijadas que plantea o arroja, en ese sentido es sorprendentemente humana, profunda y verdadera a pesar de que en su forma sea ligera, vaga, superficial y solo llevadera (esa banda sonora, por ejemplo, tan de entretiempo, tan de -mala- comedia).
(A partir de aquí puede haber spoiler en el intento de análisis o lo que sea, perdonen las molestias)
La pantera o gacela es una buscavidas que quiera o aspira a más de lo que le toca o corresponde, un viejo que la tiene encerrada como a Cenicienta, Barbazul, el caso es que no puede, ese italiano Enrico pasa de ella, tendrá italianas menos zarrapastrosas deslumbrantes a su vera. Atrapada y sin salida, tendrá que volver a su país con el rabo entre las piernas o padecer/putear en el viejo mundo haciendo el indio, no hay otra, pero complicado lo tiene porque no parece que le sobre capacidad de sacrificio o trabajo, no quiere dar palo al agua, se supone, zorrear un poco, fiesta. Todo lo que (nos) muestran por las dos partes es tremendamente creíble y posible, y lo hacen si cargar las tintas, pero sin dejarse nada en el tintero, sin caer en victimismos, dramatismos o maniqueísmos, al pan pan, mirada perspicaz y ajustada, una maravilla.
La dominicana igualmente está acorralada, tiene hijos, sabe lo que vale un peine y no es tan despampanante como la otra, tiene mayor aguante y es más currante, y su pareja no está tan maleada resabiada, ni tiene tanta soberbia ni mal vino ni es tan viejo o maduro como Sancho, el único gran escollo es la madre que tampoco le queda más remedio que adaptarse, a la fuerza ahorcan, condenados a entenderse soportarse, a todos les conviene. Todo ese proceso está perfectamente desarrollado y explicado, sin un cabo suelto, sin pega ninguna salvo tal vez lo de la suegra que es un poco exagerado (en el modo en el que está expresado, no en el fondo), tanto en sus malas maneras iniciales como en sus buenas finales. Y resuelven también certeramente lo del primer marido pendenciero, en off, como debe ser (como en la primera historia que no la volvemos a ver a ella ni al chaval y a sancho lo dejamos solo en su casa padeciendo, humillado y ofendido, la soledad era esto, cabronzuelo, no se le pega a una mujer, anda, cabestro).
Y en el caso de la bilbaína y el mejor prospecto (el mandamás o gerifalte, solo hay que ver cómo se porta ante la agresión de Sancho o que están trabajando para él en ese momento haciéndole obras los otros, los subalternos) de la zona nativa parecido, los dos tiran de la cuerda hasta que se rompe, a ninguno le sale las cuentas definitivamente, no hay tú tía, claramente los entiendes, los dos (y todos los que aquí aparecen, todos tienen sentido y sustancia, un porqué) tienen sus poderosas razones y ninguno tiene la culpa, es la fuerza de las circunstancias o las cosas, la marea, como en todos los casos, ningún personaje o ser humano puede más que el medio al que pertenece, más que su tiempo o su pasado (presos, no se puede romper la baraja por mucho que lo intentes), o su pasado, es cuestión de asumirlo y adaptarse, no hay otra opción, sacar provecho de ello si se puede, de las carencias o necesidad virtud, hacer.
Y también es rica en los pequeños detalles o en los personajes secundarios, aunque lo dicho, tal vez peque de cierto esquematismo didáctico, de insistir a veces en lo mismo, de remarcar lo obvio, pero está todo muy bien hilado y visto, una delicia, manjar de amores, tierra adentro, para ser tan poca cosa, tan mierda bonita, está muy bien hecha, no en lo técnico, sino en lo otro, en lo que más importa.
Muy probablemente la mejor película de Icíar, o hasta es muy posible que sea la única realmente que vale la pena o buena. Sin monsergas, a vista de pájaro y al milímetro o microscopio, seguramente le favoreció la escritura certera de Julio Llamazares, se nota.
No es precisamente sutil esta propuesta, pero es de una precisión absoluta asombrosa en las situaciones, psicologías, conflictos y soluciones de todas las posibles encrucijadas que plantea o arroja, en ese sentido es sorprendentemente humana, profunda y verdadera a pesar de que en su forma sea ligera, vaga, superficial y solo llevadera (esa banda sonora, por ejemplo, tan de entretiempo, tan de -mala- comedia).
(A partir de aquí puede haber spoiler en el intento de análisis o lo que sea, perdonen las molestias)
La pantera o gacela es una buscavidas que quiera o aspira a más de lo que le toca o corresponde, un viejo que la tiene encerrada como a Cenicienta, Barbazul, el caso es que no puede, ese italiano Enrico pasa de ella, tendrá italianas menos zarrapastrosas deslumbrantes a su vera. Atrapada y sin salida, tendrá que volver a su país con el rabo entre las piernas o padecer/putear en el viejo mundo haciendo el indio, no hay otra, pero complicado lo tiene porque no parece que le sobre capacidad de sacrificio o trabajo, no quiere dar palo al agua, se supone, zorrear un poco, fiesta. Todo lo que (nos) muestran por las dos partes es tremendamente creíble y posible, y lo hacen si cargar las tintas, pero sin dejarse nada en el tintero, sin caer en victimismos, dramatismos o maniqueísmos, al pan pan, mirada perspicaz y ajustada, una maravilla.
La dominicana igualmente está acorralada, tiene hijos, sabe lo que vale un peine y no es tan despampanante como la otra, tiene mayor aguante y es más currante, y su pareja no está tan maleada resabiada, ni tiene tanta soberbia ni mal vino ni es tan viejo o maduro como Sancho, el único gran escollo es la madre que tampoco le queda más remedio que adaptarse, a la fuerza ahorcan, condenados a entenderse soportarse, a todos les conviene. Todo ese proceso está perfectamente desarrollado y explicado, sin un cabo suelto, sin pega ninguna salvo tal vez lo de la suegra que es un poco exagerado (en el modo en el que está expresado, no en el fondo), tanto en sus malas maneras iniciales como en sus buenas finales. Y resuelven también certeramente lo del primer marido pendenciero, en off, como debe ser (como en la primera historia que no la volvemos a ver a ella ni al chaval y a sancho lo dejamos solo en su casa padeciendo, humillado y ofendido, la soledad era esto, cabronzuelo, no se le pega a una mujer, anda, cabestro).
Y en el caso de la bilbaína y el mejor prospecto (el mandamás o gerifalte, solo hay que ver cómo se porta ante la agresión de Sancho o que están trabajando para él en ese momento haciéndole obras los otros, los subalternos) de la zona nativa parecido, los dos tiran de la cuerda hasta que se rompe, a ninguno le sale las cuentas definitivamente, no hay tú tía, claramente los entiendes, los dos (y todos los que aquí aparecen, todos tienen sentido y sustancia, un porqué) tienen sus poderosas razones y ninguno tiene la culpa, es la fuerza de las circunstancias o las cosas, la marea, como en todos los casos, ningún personaje o ser humano puede más que el medio al que pertenece, más que su tiempo o su pasado (presos, no se puede romper la baraja por mucho que lo intentes), o su pasado, es cuestión de asumirlo y adaptarse, no hay otra opción, sacar provecho de ello si se puede, de las carencias o necesidad virtud, hacer.
Y también es rica en los pequeños detalles o en los personajes secundarios, aunque lo dicho, tal vez peque de cierto esquematismo didáctico, de insistir a veces en lo mismo, de remarcar lo obvio, pero está todo muy bien hilado y visto, una delicia, manjar de amores, tierra adentro, para ser tan poca cosa, tan mierda bonita, está muy bien hecha, no en lo técnico, sino en lo otro, en lo que más importa.
Muy probablemente la mejor película de Icíar, o hasta es muy posible que sea la única realmente que vale la pena o buena. Sin monsergas, a vista de pájaro y al milímetro o microscopio, seguramente le favoreció la escritura certera de Julio Llamazares, se nota.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La cubana se larga y los deja a todos en la estacada, es una fiera demasiado grande y corrupia para tan pequeña jaula, fuerza de la naturaleza. La dominicana es feliz y come perdices. La bilbaína en su casa se queda, sin novio y compuesta y viceversa.
* Está Sancho hecho mierda, pelota, polvo, pasándolas putas, horrores, dando a la tristeza pena, mucha, una cagarruta, con lo que era además él, el actor, el personaje (todos sus personajes) va a rastras de su fuerza airada, de su mala hostia legendaria, irredenta, de su rabia o sangre mala, espuma por la boca, está cenando solo, Manolo, abandonado a su suerte, seducido y abandonado por cafre y egoísta, inepto de cuerpo entero, o más bien por aspirar tan alto y tan lejos, por creerse el más listo o cojonudo de la clase, por no conformarse con menos o darse cuenta de que no puede con ella (el polvo que -no- echan al principio de todo con claridad y gracia lo demuestra, títere sin cabeza) y... de repente... de fondo... como que no quiere la cosa... oímos o escuchamos... al ya hoy día rey emérito soltando la socorrida acostumbrada ristra de chorradas/idioteces navideñas de siempre que deprimirían a un elefante de la sabana africana y ya te partes, en canal te abres, las carcajadas con furia desmedida arremeten, se te caen todos los palos del sombrajo... jajaja... no puede haber una imagen o hecho que represente de forma más pertinente o exacta la desolación, el fracaso, la descojonación y el despiporre, bravo, solo faltó la horca, colgarse del primer que encuentre palo, vivir para (no) contarla (de esa noche no pasa, afrenta, desgracia).
Y hasta el final está muy bien, los niños (ya plenamente incorporados al pueblo), el autobús que pasa y la rueda que gira, la noria, el eterno retorno de lo mismo del descojono. La nueva España. Aurora. Arriba.
Furtivos.
* Está Sancho hecho mierda, pelota, polvo, pasándolas putas, horrores, dando a la tristeza pena, mucha, una cagarruta, con lo que era además él, el actor, el personaje (todos sus personajes) va a rastras de su fuerza airada, de su mala hostia legendaria, irredenta, de su rabia o sangre mala, espuma por la boca, está cenando solo, Manolo, abandonado a su suerte, seducido y abandonado por cafre y egoísta, inepto de cuerpo entero, o más bien por aspirar tan alto y tan lejos, por creerse el más listo o cojonudo de la clase, por no conformarse con menos o darse cuenta de que no puede con ella (el polvo que -no- echan al principio de todo con claridad y gracia lo demuestra, títere sin cabeza) y... de repente... de fondo... como que no quiere la cosa... oímos o escuchamos... al ya hoy día rey emérito soltando la socorrida acostumbrada ristra de chorradas/idioteces navideñas de siempre que deprimirían a un elefante de la sabana africana y ya te partes, en canal te abres, las carcajadas con furia desmedida arremeten, se te caen todos los palos del sombrajo... jajaja... no puede haber una imagen o hecho que represente de forma más pertinente o exacta la desolación, el fracaso, la descojonación y el despiporre, bravo, solo faltó la horca, colgarse del primer que encuentre palo, vivir para (no) contarla (de esa noche no pasa, afrenta, desgracia).
Y hasta el final está muy bien, los niños (ya plenamente incorporados al pueblo), el autobús que pasa y la rueda que gira, la noria, el eterno retorno de lo mismo del descojono. La nueva España. Aurora. Arriba.
Furtivos.