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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
1
Drama. Romance Humbert es un europeo culto, brillante y atractivo que se instala en una ciudad de Nueva Inglaterra como profesor. Una vez allí, se hospeda en casa de Charlotte, una voluptuosa viuda, que ve en Humbert la encarnación de sus fantasías provincianas. Pero Humbert oculta una herida envenenada: el recuerdo de un frustrado amor de adolescencia. Por eso, Lolita, la hija de Charlotte, se le aparece a Humbert como la materialización de sus sueños. (FILMAFFINITY) [+]
9 de septiembre de 2023
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que en el original libresco era pedofilia, aquí se ha transformado, por arte de birlibirloque, seguro también que por censura protestante hipócrita puritana yanqui (es decir, mundial, sucursal), el pan nuestro de cada día, en gerontofilia, magia potagia, casi lo viola al pobre Humbert, ella lo/le hace todo, él no mueve un dedo, es pasivo (agresivo-histérico), un pánfilo pasmado de cuerpo entero, ahí me lo den todo, el humor y el sarcasmo en dramón plúmbeo, el fulgor verbal en prosa fofa, la chispa abismal minimalista del genio en luz de iberdrola, paga la cuenta que debes el recibo de enero, los ingenios, metáforas, juegos, imágenes y recovecos en obviedades grotescas groseras, las referencias, Europa, América y el sursuncorda en las pavadas de una adolescente ardorosa anodina (el verdadero protagonista de esta historia jamás elegiría a esta mujercita ya hecha y no muy derecha que nada, o de forma muy forzada, tiene de nínfula turbia, parece, si no su madre, su hermana mayor ya ajada por tanta perrería zorrería, no hay que olvidar que Humbert es un esteta decadente, un sibarita degradante, un buscador de horrorosas exquisiteces, no un imberbe sátiro que va al bulto, tampoco un pavisoso casi cincuentón zangolotino atrapado amuermado ahormado ahumado en una eterna necia edad del pavo que lo mismo le da ocho que ochenta, su hermana que su tía la de filipinas), Lolita como mito en una historia tontorrona y aburrida de andar por casa en alpargatas como hay tantas a patadas, interminable, fallida, la ambigüedad delicada delicuescente literaria es ahora un mamotreto marmóreo banal pesado cinematográfico, una de las mayores expresiones escritas no tan recientes de la inteligencia humana en un escaparate ambulante propio de un brillante escaparatista, de un decorador de interiores sin alma ni gracia ninguna.
Solo aciertan en la primera media hora (tiene algo de vida y gracia ese rato santo satírico raquítico, no demasiada, la anestesia ya empieza a hacer efecto, el bromuro en la sopa, la mala droga que dormirá al paciente en un suspiro), cuando está la madre, después es o supone un ejercicio de tedio profundo almibarado sórdido dulcemente peliagudo no tan puntiagudo relamido vacío, una historia de amor imposible del Hola.
Ellos dos están bien, pero claro, juegan a otra cosa mucho más sosa, a una seriedad severa morbosa sonsa meditabunda duermeovejas ablandabrevas, luz y taquígrafos, no hay salto ni vértigo ni sombra, es recta y plana como una mañana soleada en Utah, dónde está el veneno de la siesta, el espanto de la tarde en vena, esta cosa obra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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