La peli más porno que se ha hecho. Ultraviolencia. Sangre de tomate rojo no amapola, que canta, fea, falsa. Y también misántropa, se caga en la humana raza y su nación toda. Y una versión, cutre y revulsiva, de solo ante el peligro. Y la antesala clara del jinete pálido, del hombre sin nombre, del muerto viviente, del mito místico, del resucitado o aparecido, del héroe, del superhombre de Nietzsche. Cuando el poder se degrada y el estado desaparece, Hobbes, campan con libertad, esa mala ramera, inusitada los señores de la guerra, todos los facinerosos, esa (mala) gente, la lumpen turbamulta, la ley de la jungla. Los hombres son pura basura, gusanos asquerosos, viles y temerosos, cagados de miedo, sin moral ni principio ninguno, sabandijas abyectas e ineptas, reptan; las mujeres son zorras pavorosas que desean ser folladas salvajemente por el macho más alfa, (casi) violadas (por él), ahí se corren, exhalan, se mueren de gusto, desean tanto a ese ser superior que las colme, que no lo pueden reconocer porque tanta sumisión daña su orgullo en tan frágil equiIibrio de un hilo suspendido, se turban y (auto) engañan, fingen, mienten, teatralizan, pierden el oremus y los papeles, histerizan bravamente, gritan, berrean, por todo eso (que) necesitan la excusa barata de ser/sentirse forzadas, esa (utilitaria- simple instrumento) pantomima que el hombre por antonomasia realiza/ejecuta con cierta desgana-rutinariamente, por hacerlas un favor nada más, por cortesía o educación, con civilizada pena, para que así gocen del todo, debidamente, con los gastos pagados, gratis, con la conciencia tranquila y la mente despejada y el pelo alborotado y el cuerpo abierto a nuevas experiencias, justo en su sitio-recipiente.
Visión despiadada y cruel del mundo, nada sutil, expresionista, muy Leone y Peckinpah, muy Milius el juez de la horca, perturbada, enajenada, exaltada, celebrativa, aquelarre, carnaval, bacanal, orgía, saturnalia, sacrificio, rito, liturgia, genocidio.
Muy setentera y hardcore, sucia, pegajosa, asquerosa, grasienta, sudorosa, agonizante, perversa, pueril y macabra.
Todo el poder terrenal, justicia, política o cualquier representante público y privado, el comercio igual, como el celestial están podridos de raíz endemoniados, no hay esperanza ni salida ya que el individuo es equivalente al horror, tanto en su versión gregaria zarrapastrosa como en la más auténtica ridícula, la del héroe solitario aquí atroz, no hay posible, por tanto, salvación, susto o muerte, total de los hombres perdición, acabose.
La transvaloración de todos los valores, el enano es ahora el jefe de todo esto, los últimos serán los primeros, es el más dotado, el más apto para el cambio, el más capaz, el bien y la verdad. El bufón manda, se transforma en la divinidad del lugar, el ídolo o tótem, heredará la tierra, la obra magna, la casa roja, creada por su amigo ya ido, ese ser de otro mundo que, de paso, ha liberado a la segunda mujer, le ha abierto los ojos, el sexo y los chacras, y le ha dado fuerzas para escapar a su (marcado) destino, de semejante infierno fiero, tan de, o eso decíamos al principio, cobardes lleno.