Aparatosa y hueca. Plana, pesada y convencional. Entre comedia de costumbres (tópica), cine negro (envarado y agrandado) y amor interracial (botarate).
Más de dos horas para un guion tan fino, tan pobre y escueto.
Mucho ruido y pocas nueces.
Te intentan marear con persecuciones y aventurillas, pero termina en nada; en repetición cansina y pobreza general. Tampoco ayudan la atroz banda sonora, machacona y gritona, la increíble limitación interpretativa del "Niño" y la historia de amor metida a lo que salga, porque sí (las escenas playeras son sonrojantes).
Y se salva del descalabro por el oficio, la coherencia y la honestidad; una sobriedad parca y chata que evita excesos y ridiculeces.
Es loable el intento de darle empaque a nuestro cañí cine policial; se agradece la seriedad, el afrontarlo de verdad, sin coartadas tristemente humorísticas o paródico-críticas. Es estupendo también el introducir escenas de acción para arropar la historia. Pero eso no es suficiente. Hace falta algo más; de nervio, de alma, de riesgo, de juego, de ingenio, de verdad... No vale solo con copiar modelos americanos ya gastados.
Suena todo a cartón piedra, es demasiado transparente, casi televisivo en su escasez y falta de calado.