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Voto de Ferdydurke:
4
6.7
8,718
Drama
El Padre James Lavelle (Brendan Gleeson) se esfuerza por conseguir un mundo mejor. Le preocupa ver la cantidad de litigios que enfrentan a sus feligreses y a la gente de su parroquia, y le entristece que sean tan rencorosos. Un día, mientras está confesando, recibe una amenaza de muerte de un feligrés anónimo. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2015
24 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Toda mi vida ha sido una pose", dice el escritor viejo.
Y la película, más o menos lo mismo; una buena idea general estropeada, machacada por cientos de ideas pequeñas metidas a presión, como acumulación, sin control, de forma exagerada y desmedida.
Se trata de lavar los pecados de la Iglesia; especialmente esa mancha inmensa, la pederastia. Para ello se ofrendará en sacrificio este Cristo tan humano, este cura tan bueno que borda el gran Gleeson.
Y de paso se quiere hacer un repaso sumarial, y somero, de la situación irlandesa actual; con sus banqueros/políticos/especuladores corruptos, valga el pleonasmo, sus bares, su gente y su violencia todavía presente.
El modo es una especie de novela negra, como de Agatha Christie, en la que hay que adivinar cuál es el sospechoso más verdadero de entre tantos posibles candidatos.
Un pueblo pequeño y un infierno grande. Con muchos personajes variopintos, extremos y ofuscados.
Hay saturación de reflexiones de saldo y frases morrocotudas; una solemnidad delirante y constante. Y hay millones de conversaciones, sin parar, a bocajarro, todo el rato, a cada cual más sentenciosa y "literaria" que la anterior si eso fuera posible, como una condena.
Tanta pretensión y pedantería, tanta impostura y enormidad, acaban pesando como una losa sobre el inocente espectador; terminas aplastado y hastiado; solo el final te saca del pistonudo letargo.
Y la película, más o menos lo mismo; una buena idea general estropeada, machacada por cientos de ideas pequeñas metidas a presión, como acumulación, sin control, de forma exagerada y desmedida.
Se trata de lavar los pecados de la Iglesia; especialmente esa mancha inmensa, la pederastia. Para ello se ofrendará en sacrificio este Cristo tan humano, este cura tan bueno que borda el gran Gleeson.
Y de paso se quiere hacer un repaso sumarial, y somero, de la situación irlandesa actual; con sus banqueros/políticos/especuladores corruptos, valga el pleonasmo, sus bares, su gente y su violencia todavía presente.
El modo es una especie de novela negra, como de Agatha Christie, en la que hay que adivinar cuál es el sospechoso más verdadero de entre tantos posibles candidatos.
Un pueblo pequeño y un infierno grande. Con muchos personajes variopintos, extremos y ofuscados.
Hay saturación de reflexiones de saldo y frases morrocotudas; una solemnidad delirante y constante. Y hay millones de conversaciones, sin parar, a bocajarro, todo el rato, a cada cual más sentenciosa y "literaria" que la anterior si eso fuera posible, como una condena.
Tanta pretensión y pedantería, tanta impostura y enormidad, acaban pesando como una losa sobre el inocente espectador; terminas aplastado y hastiado; solo el final te saca del pistonudo letargo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Buen final. Coherente con lo planteado.
En el cierre se vuelve a hacer gala del exceso obvio y tremebundo en el regodeo, la repetición grosera de la voladura de sesos. Lo mismo que, por ejemplo, pasa en la escena de la meada en el cuadro que la anuncian a bombo y platillo, la preparan y... sí, finalmente nos la muestran. Así pasa un poco con el tono general de la historia, lastrado por un subrayado obsceno.
En el cierre se vuelve a hacer gala del exceso obvio y tremebundo en el regodeo, la repetición grosera de la voladura de sesos. Lo mismo que, por ejemplo, pasa en la escena de la meada en el cuadro que la anuncian a bombo y platillo, la preparan y... sí, finalmente nos la muestran. Así pasa un poco con el tono general de la historia, lastrado por un subrayado obsceno.