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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
8
Drama. Comedia Tres años antes de la crisis mundial del 2008 originada por las hipotecas subprime que hundió prácticamente el sistema financiero global, cuatro tipos fuera del sistema fueron los únicos que vislumbraron que todo el mercado hipotecario iba a quebrar. Decidieron entonces hacer algo insólito: apostar contra el mercado de la vivienda a la baja, en contra de cualquier criterio lógico en aquella época... Adaptación del libro “La gran ... [+]
7 de febrero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Si quieres decir la verdad, sé divertido o te matarán". Billy Wilder.
Espectáculo y farsa. Es bien sabido que los norteamericanos convierten todo lo que tocan en show, en negocio, algo que vender y, por lo tanto, entretener, con lo que dejar al cliente satisfecho, distraído, que repita.
Y esta es aquí también la opción elegida. Transformar el apocalipsis económico en enorme y grandiosa broma, en un truco ligero y cachondo, en la representación de una tomadura de pelo. O dicho de otra forma: echar mano de todos los géneros y recursos a tu alcance para que la tremenda densidad y tristeza de lo narrado pueda ser debidamente tragado y asimilado, entendido y hasta divertido para el público.
Crónica irónica, sarcasmo feroz, parodia cruenta, sátira revulsiva...
Cámara movediza, montaje frenético, actores que hablan al espectador, paradas, aceleraciones, digresiones, acotaciones, Selena Gómez...
Una inmensa libertad formal y una maravillosa galería de artificios narrativos para que el horror no dé tanto miedo y hasta cause algo de risa. Esa sería una forma de verlo o de afrontarlo, una de las muchas posibles.
La realidad siempre es mucho peor de lo que imaginamos, por supuesto de lo que nos vienen a decir todos los días los voceros del poder (los publicistas, los deportistas, los economistas, los médicos, políticos, periodistas, curas, psiquiatras... ) y de la nada, bastante más aterradora e injusta y atroz de lo que creemos o esperamos y deseamos, pero no es solemne en su maldad, ni épica en su crueldad, ni elevada en su idiotez; al contrario, es una pantagruélica mamarrachada llena de personajes estúpidos y avariciosos que tratan de abusar, engañar o explotar a otros parecidos a ellos, pero más indefensos, desinformados, ingenuos o desvalidos. Una gigantesca bufonada. Una monstruosa chapuza. Sin control ni dirección. Solo impunidad e incredulidad ante el tamaño del saqueo. Se llega a un punto en el que hasta los mentirosos se creen sus propias mentiras y ya nadie entiende nada. La diferencia es que unos tienen red y otros quedarán a la intemperie para siempre.
La película también es hábil al utilizar diferentes personajes que sirven para señalar muchos diversos aspectos del problema. Tenemos al cíclope con su bola de cristal en el ojo; es el arquetipo visionario, genio tarado e inadaptado que ve signos donde los demás solo atienden a manipulables y frías cifras, un Rain Man o Bale como paródico y desbaratado personaje. Seguimos con la pareja de chicos humildes que quieren cumplir el sueño americano por antonomasia: hacerse ricos lo más rápidamente posible; amigos del gurú ecologista, Brad Pitt, el que se ha retirado del mundanal ruido y por su mano tiene plantado un huerto; es el guía en el desfiladero. Más Carell y su grupo de cínicos compañeros; es el que aporta la indispensable parte melodramática, el desquiciado, el arrepentido, el caído, el denunciador. Y, finalmente, Gosling como el diabólico manipulador, el narrador poco fiable, el parásito y el rey.
Bueno, pues no solo tienen la capacidad de presentar estos variopintos seres, sino que además los mueven hábilmente en el tablero de juego; a varios los echan a rodar para que el arsenal de datos no quede en simple aluvión abstracto, no, aquí se trata de mostrarlo todo desde abajo. Y ahí es cuando se van de viaje* y comprueban la magnitud del asunto, que esas pirámides llenas de letras, triples y doble A, B, se reducen, se concretan, la madre del cordero es, están basadas en algo tan sencillo de entender (hasta para uno tan burro como el que escribe estas interminables -¿por qué?- parrafadas) como son las hipotecas que pedía tan alegremente la gente y que generosamente le daban los bancos para que la noria siguiera girando sin que hubiera la más mínima posibilidad de que esa humilde población (desde strippers hasta pobres inmigrantes) tuvieran la real opción de pagarlas algún día con sus sueldos. De ahí ese límite de morosidad que no paraba de subir y que suponía la referencia básica, a ras de suelo, del derrumbe. Esas hipotecas basura, sin sentido, puro dominó tahúr, estafa en cadena, que se vendían en forma de bonos y que se pasaban de mano en mano mezcladas o confundidas con otros materiales igualmente hediondos. O algo así.
¿Y? Pues que no se debía haber permitido, de ningún modo. Que la Banca lo debió parar. Que las agencias de calificación lo debieron denunciar. Que Greenspan y los gobiernos de turno, contar o avisar o controlar o detener. Que los periódicos, investigar o señalar.
¿Y por qué no lo hicieron? Por lo dicho, por lo obvio y lo de siempre, por la grosera avaricia de unos y la estupidez ciega de muchos, tantos. Y por la falta de regulación y control y la sensación, cierta y comprobada, de total impunidad.
¿Y quién lo pagó? Los de en medio y los de abajo.
Siempre se repite esta misma historia. Ya no puedo más. Vale.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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