Lo que podía haber sido y no fue. Podía haber sido una estupenda sátira sobre el infierno laboral; sobre la oficina como cámara de los horrores.
Empieza bien, haciendo escarnio del sinsentido y el espanto de un día en la oficina de un programador informático con sus amigos y compañeros.
Pero el guion abandona el sarcasmo y se aventura en una comedia romántica (con Jennifer Aniston antes de ser la inefable actriz-estrella indiscutible de todas las comedias románticas del mundo con pretensiones taquilleras) floja, con algún chiste y situación divertida, pero sin pegada, cobarde, abandonando la ácida crítica social, la profundización en el absurdo vital de los personajes y entregándose a lo fácil, al tópico y a la blandenguería más roma y aburrida.
Se ve con simpatía, pero decepciona su rendición; como si hubieran arrojado la toalla (no sé si por falta de talento o de valor) y hubieran optado por algo inofensivo y facilón con la esperanza de llegar a más público y tener mejor acogida.
A pesar de todo, se puede rescatar alguna situación (la del adicto al crack por ejemplo) y algún personaje (el tarado es repetitivo pero brillante y es genial cuando dice que la proporción tarta-gente no casa).
Corta, pobre y floja, pero entretenida.