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Voto de Ferdydurke:
4
6.6
19,615
Drama
Recién terminada la Guerra Civil Española (1936-1939), un Tribunal Militar condena a muerte a unas jóvenes por un delito que no habían cometido. Detenidas un mes después de acabar la guerra, sufrieron duros interrogatorios y fueron encarceladas en la prisión madrileña de Ventas. Ella pensaban que sólo pasarían unos años en la cárcel, pero fueron acusadas de un delito de rebelión contra el Régimen por reorganizar la JSU y por organizar ... [+]
13 de enero de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si te dicen que caí. El desfile de la victoria.
Es una película que en principio no debería gustar o dejar satisfecho a nadie (ni a los hunos ni a los jotros, ni a los arios ni a los judíos, ni a los de en medio de los Chichos de los cojones, ni siquiera a los ubicuos, oportunistas, actualistas, salga -cara al- el sol por Antequera incluso ni a los mestizos, bastardos o mulatitos si los hubiera, esa mala mezcla, dada su, la de la obra en cuestión, indefinición, insignificancia y falta de sustancia, o quizás al contrario, tal vez por eso mismo debería gustar a todo el mundo, el punto medio, quién sabe nada nadie, taquillazo) porque no es lo suficientemente sádica, lo suficientemente maniquea, ni lo suficientemente seria o rigurosa, demagoga o certera, no chifla, una chufla, es un cuentecico simplón y naíf dramáticamente pueril, prácticamente apolítico (sus motivaciones son tan pobres y/o patéticas que ese aspecto aquí casi no tiene ningún poso o peso, juegos de guerra, las travesuras de las niñas malas, azotaina, pupa, es más bien una excusa, apenas un pedo o chiste de mal gusto, como si le hubieran robado el bocadillo de chorizo al cura en un repente en mala hora o como si le hubieran dado un pellizco de monja..., sí, a una, precisamente, monja, no hay otra, poco más o menos de lo mismo lo de siempre) y un tanto absurdo (por lo que decimos, por lo tontito) sobre el sinsentido de la vida (la desproporción monstruosa entre el pecado cometido y el castigo concedido recibido sufrido, o, dicho de otro modo o forma, entre la posible peligrosidad o capacidad para -realizar, descerrajar- el mal -o para desempeñar el bien, igual de ausente o roma, que nos da igual- nula o escasa de las ejecutadas y la pena o culpa que se les otorga o perpetra en/contra de sus jóvenes carnes morenas inocentes casi santas) o las aventuras equinociales tragicómicas (también algo, bromas y veras) de un grupo de bellas descerebradas pimpollas en la flor de la vida y la pobreza de ideas o de espíritu (con tan pocas luces como discernimiento, lucidez, criterio o empuje las pobres), flojas, simpáticas, queribles, romas, chochas, majas, niñas, cortas, sonsas, pavas, pánfilas, huecas, en resumen, un capítulo cualquiera de Al salir de clase o de cualquier telenovela guerracivilista de sobremesa de las nuestras (las hay, ha habido y habrá a toneladas, formación del espíritu nacional, instruir deleitando o de cómo echar la siesta, a huevo lo ponen, con ruido de fondo, de la mosca y su zumbido, mierda) hecha con más dinero, tiento, no sabemos si talento, gusto, tacto y entretenimiento (sin pasarse ni un pueblo tampoco, no salimos del concejo), pero en cualquier caso coso tan pobre, poca cosa o pequeña como estas citadas o de las nuestras casi todas, la gran mayoría (especialmente cuando se meten en camisas de once varas históricas memoriosas que, todavía incluso más de lo normal, lo que ya es mucho decir, se derrumban o espachurran contra el suelo del más mediocre ramplón folletón subnormal pulp a sangre y fuego de buenos y malos de tebeo lleno de naftalina, caspa y propaganda para lerdos o muy cabestros, fanáticamente tontos), esa camada o cosecha manque pierda. Amable, liviana ligera, anodina inofensiva tierna, tibia, sobre todo teniendo en cuenta lo que te esperabas o en estos casos zarrapastrosos es más habitual o a lo que estamos acostumbrados, rancho, lentejas, plato único, no las dejas, no escapas aunque quieras, en resumen, que no es macabra o enferma, casi hasta bonita y, sí, claramente llorosa para el que tenga esa vocación (de eternidad, te lloré un río), vicio (nadie es perfecto, líquido elemento, lo verso) o (tengo una) debilidad (te permite sacar el pañuelo, drenar los ojos secos, expurgar el alma encallada), esa su alegría, su al aire cana eche a falta de otra cosa que llevarse a la boca o el serrano cuerpo.
Destaca Verónica Sánchez, pero la mejor actriz es Pilar de Ayala y hasta sale la comicastra un poco Miren Ibarguren, sin olvidarnos, por supuesto, de Nadia o Marta o Bárbara o... todas son adorables, hermosas, manzanas frescas, lechugas, rocío, al alba.
Es una película que en principio no debería gustar o dejar satisfecho a nadie (ni a los hunos ni a los jotros, ni a los arios ni a los judíos, ni a los de en medio de los Chichos de los cojones, ni siquiera a los ubicuos, oportunistas, actualistas, salga -cara al- el sol por Antequera incluso ni a los mestizos, bastardos o mulatitos si los hubiera, esa mala mezcla, dada su, la de la obra en cuestión, indefinición, insignificancia y falta de sustancia, o quizás al contrario, tal vez por eso mismo debería gustar a todo el mundo, el punto medio, quién sabe nada nadie, taquillazo) porque no es lo suficientemente sádica, lo suficientemente maniquea, ni lo suficientemente seria o rigurosa, demagoga o certera, no chifla, una chufla, es un cuentecico simplón y naíf dramáticamente pueril, prácticamente apolítico (sus motivaciones son tan pobres y/o patéticas que ese aspecto aquí casi no tiene ningún poso o peso, juegos de guerra, las travesuras de las niñas malas, azotaina, pupa, es más bien una excusa, apenas un pedo o chiste de mal gusto, como si le hubieran robado el bocadillo de chorizo al cura en un repente en mala hora o como si le hubieran dado un pellizco de monja..., sí, a una, precisamente, monja, no hay otra, poco más o menos de lo mismo lo de siempre) y un tanto absurdo (por lo que decimos, por lo tontito) sobre el sinsentido de la vida (la desproporción monstruosa entre el pecado cometido y el castigo concedido recibido sufrido, o, dicho de otro modo o forma, entre la posible peligrosidad o capacidad para -realizar, descerrajar- el mal -o para desempeñar el bien, igual de ausente o roma, que nos da igual- nula o escasa de las ejecutadas y la pena o culpa que se les otorga o perpetra en/contra de sus jóvenes carnes morenas inocentes casi santas) o las aventuras equinociales tragicómicas (también algo, bromas y veras) de un grupo de bellas descerebradas pimpollas en la flor de la vida y la pobreza de ideas o de espíritu (con tan pocas luces como discernimiento, lucidez, criterio o empuje las pobres), flojas, simpáticas, queribles, romas, chochas, majas, niñas, cortas, sonsas, pavas, pánfilas, huecas, en resumen, un capítulo cualquiera de Al salir de clase o de cualquier telenovela guerracivilista de sobremesa de las nuestras (las hay, ha habido y habrá a toneladas, formación del espíritu nacional, instruir deleitando o de cómo echar la siesta, a huevo lo ponen, con ruido de fondo, de la mosca y su zumbido, mierda) hecha con más dinero, tiento, no sabemos si talento, gusto, tacto y entretenimiento (sin pasarse ni un pueblo tampoco, no salimos del concejo), pero en cualquier caso coso tan pobre, poca cosa o pequeña como estas citadas o de las nuestras casi todas, la gran mayoría (especialmente cuando se meten en camisas de once varas históricas memoriosas que, todavía incluso más de lo normal, lo que ya es mucho decir, se derrumban o espachurran contra el suelo del más mediocre ramplón folletón subnormal pulp a sangre y fuego de buenos y malos de tebeo lleno de naftalina, caspa y propaganda para lerdos o muy cabestros, fanáticamente tontos), esa camada o cosecha manque pierda. Amable, liviana ligera, anodina inofensiva tierna, tibia, sobre todo teniendo en cuenta lo que te esperabas o en estos casos zarrapastrosos es más habitual o a lo que estamos acostumbrados, rancho, lentejas, plato único, no las dejas, no escapas aunque quieras, en resumen, que no es macabra o enferma, casi hasta bonita y, sí, claramente llorosa para el que tenga esa vocación (de eternidad, te lloré un río), vicio (nadie es perfecto, líquido elemento, lo verso) o (tengo una) debilidad (te permite sacar el pañuelo, drenar los ojos secos, expurgar el alma encallada), esa su alegría, su al aire cana eche a falta de otra cosa que llevarse a la boca o el serrano cuerpo.
Destaca Verónica Sánchez, pero la mejor actriz es Pilar de Ayala y hasta sale la comicastra un poco Miren Ibarguren, sin olvidarnos, por supuesto, de Nadia o Marta o Bárbara o... todas son adorables, hermosas, manzanas frescas, lechugas, rocío, al alba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
No hay mucha pega o queja, quizás el sorprendente/rampante inesperado cambio de tono que no lo ves venir tal cual tal que así a eso de la mitad de la historia más o menos que pasamos del palo y tentetieso, de posibles violaciones (ese maloso apuntaba maneras abusadoras a mansalva) o masacres físicas con boxeador cromañón grotesco infinito cazurro de por medio inflándolos a hostias a diestro y siniestro, no deja títere con cabeza el mostrenco o mastuerzo morrosko, detripaterrones, energúmeno número uno como salido escapado de P. Tinto con la bombona de butano a cuestas, órdenes recibo cumplo, toma, ahí va otra, a, ipso facto, sin transición ninguna, sin comerlo ni beberlo, las gracietas o acontecimientos cariacontecidos y chuscas travesuras de patio de colegio de unas niñas pijas y/o cursis repipis marisabidillas durante el recreo (claqué bailan, será por tiempo y ganas, para que la claque aplauda), Manolito Gafotas y toda la tropa, y está bien desdramatizar, aligerar, afinar los hechos y despreciar el tremebundismo oligofrénico al que recurren los más sinvergüenzas o inútiles, los más zotes o torpes para llamar la atención y curarse en salud, cumplir la cuota, amorrarse al pilón, de acuerdo, y también es cierto que en casi cualquier situación, por mala que sea, hay momentos de risas o relajo o esperanza y alegría camaradería por minúsculos que sean, correcto, adecuado ponerlo verlo, pero, hombre, un poco de tiento, de gradación, de contexto o progreso criterio, que no pasemos del horror con parangón al chiste en un suspiro, de Auschwitz a la sonrisa de mona lisa de la tía julia así como si nada tan frívola superficialmente, en un descuido o suspiro, maestro.
Ah, Goya Toledo también está estupenda, y hasta Leticia, qué culpa tiene ella de tener un pasado cómico siniestro de cartoon (five maroon) piedra (pomez, en el riñón nada menos) si aquí nada molesta importa, si no hace daño ni a una mosca.
En fin, que como espectáculo descalzaperros gatuperio es educado, eviscerado, agradecido, está bien cuidado, hecho y contado pese a algunas arritmias y muchas niñerías, pero no le pidamos nada más que justo eso, leve masajeo, cosquillas, tirita, sonido de fondo, el run run de mi mundo marrón, duermevela, la nada y un dulce suave meneo a contrapelo.
¿Dónde está Félix Gómez, dónde se nos ha metido Fran Perea?
Ay estos hombres que no nos valen para nada y que se esconden como ratones o desaparecen como asustadizos perrillos callejeros cuando más se los necesita o echa en falta, qué pena, cuánta desgracia conlleva, cómo degenera la masculina raza cuando más se tercia.
Porca miseria.
Ah, Goya Toledo también está estupenda, y hasta Leticia, qué culpa tiene ella de tener un pasado cómico siniestro de cartoon (five maroon) piedra (pomez, en el riñón nada menos) si aquí nada molesta importa, si no hace daño ni a una mosca.
En fin, que como espectáculo descalzaperros gatuperio es educado, eviscerado, agradecido, está bien cuidado, hecho y contado pese a algunas arritmias y muchas niñerías, pero no le pidamos nada más que justo eso, leve masajeo, cosquillas, tirita, sonido de fondo, el run run de mi mundo marrón, duermevela, la nada y un dulce suave meneo a contrapelo.
¿Dónde está Félix Gómez, dónde se nos ha metido Fran Perea?
Ay estos hombres que no nos valen para nada y que se esconden como ratones o desaparecen como asustadizos perrillos callejeros cuando más se los necesita o echa en falta, qué pena, cuánta desgracia conlleva, cómo degenera la masculina raza cuando más se tercia.
Porca miseria.