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Voto de Ferdydurke:
2
6.9
1,254
Drama
Cuando un joven de origen puertorriqueño es acuchillado hasta la muerte en un barrio hispano, tres chicos de una banda italo-americana son acusados del crimen. Hank Bell, el ayudante del fiscal del distrito, un hombre con ambiciones políticas, los envía a prisión. Pero, conforme avanza la investigación del caso, se da cuenta de que la trama es mucho más compleja de lo que parece. Adaptación de la novela de Evan Hunter "A Matter of Conviction". (FILMAFFINITY) [+]
12 de marzo de 2014
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Protesto...
Grosera (intelectualmente), tosca/brutal (cinematográficamente) y obscena (ideológicamente: didactismo moralista, machacón y apabullante).
Concatenación sonrojante e histérica de escenas saturadas de obviedad y subrayados.
Tenemos a un rocoso y sobrio Lancaster como estrella indiscutible de la función; es el refulgente fiscal, el superhéroe cotidiano que vela por la verdad y el bien. Es cierto que ha huido de un pasado duro y humilde, que se ha casado con una "niña rica" y que intenta agradar y favorecer a su superior en su carrera política, pero eso son minucias en comparación con su indomeñable conciencia y su irrenunciable asunción de los verdaderos valores de la, a pesar de todo (la corrupción del sistema y las claras desigualdades sociales), maravillosa democracia americana. Su amada esposa (todo honradez y carácter) y su querida ex novia (todo bondad y comprensión) le guiarán por el buen camino. Tendrá que luchar contra todo tipo de bellacos (las bandas son consideradas víctimas pero presentadas como chusma: matones, extorsionadores, locos, proxenetas, putas...) y renunciar a sus intereses; pero nada importará si triunfan los verdaderos valores: la compasión, la comprensión y, en definitiva, el BIEN.
El debate principal es sencillo y eterno: los individuos son malos por naturaleza o es el medio el que los condiciona inexorablemente; y de ahí se deriva una consecuencia legal: si deben ser juzgados de manera implacable y solo por los terribles hechos acaecidos/cometidos o, por el contrario, se debe tener en cuenta las circunstancias que les conforman, la marginación social y la extrema juventud como atenuantes. La lucha entre el ojo por ojo y la esperanza en el ser humano y su posible regeneración, entre el fatalismo y las segundas oportunidades, entre una postura más conservadora/reaccionaria u otra más progresista/contemporizadora. La película intenta mostrar todas las opciones y no decantarse por ninguna (aunque al final lo hace de la forma más previsible y simplona), lo malo es la mirada agresiva y el puro golpe de efecto, no hay ni capacidad de análisis ni un mínimo de mesura.
El producto final es un bienintencionado pero fracasado intento de mostrar unos hechos espinosos y conflictivos para reflexionar sobre ellos y llegar a conclusiones valiosas, lo lamentable es que todo se malogra por el afán de llamar la atención recurriendo a todo tipo de artimañas: sensacionalismo, acumulación de "grandes escenas", sal gorda a diestro y siniestro, malos de caricatura, personajes de cartón piedra... Se violenta la historia para meter a la fuerza una especie de ensayo primario, con sermones, "grandes momentos" y, finalmente, una tesis de alpargata.
Grosera (intelectualmente), tosca/brutal (cinematográficamente) y obscena (ideológicamente: didactismo moralista, machacón y apabullante).
Concatenación sonrojante e histérica de escenas saturadas de obviedad y subrayados.
Tenemos a un rocoso y sobrio Lancaster como estrella indiscutible de la función; es el refulgente fiscal, el superhéroe cotidiano que vela por la verdad y el bien. Es cierto que ha huido de un pasado duro y humilde, que se ha casado con una "niña rica" y que intenta agradar y favorecer a su superior en su carrera política, pero eso son minucias en comparación con su indomeñable conciencia y su irrenunciable asunción de los verdaderos valores de la, a pesar de todo (la corrupción del sistema y las claras desigualdades sociales), maravillosa democracia americana. Su amada esposa (todo honradez y carácter) y su querida ex novia (todo bondad y comprensión) le guiarán por el buen camino. Tendrá que luchar contra todo tipo de bellacos (las bandas son consideradas víctimas pero presentadas como chusma: matones, extorsionadores, locos, proxenetas, putas...) y renunciar a sus intereses; pero nada importará si triunfan los verdaderos valores: la compasión, la comprensión y, en definitiva, el BIEN.
El debate principal es sencillo y eterno: los individuos son malos por naturaleza o es el medio el que los condiciona inexorablemente; y de ahí se deriva una consecuencia legal: si deben ser juzgados de manera implacable y solo por los terribles hechos acaecidos/cometidos o, por el contrario, se debe tener en cuenta las circunstancias que les conforman, la marginación social y la extrema juventud como atenuantes. La lucha entre el ojo por ojo y la esperanza en el ser humano y su posible regeneración, entre el fatalismo y las segundas oportunidades, entre una postura más conservadora/reaccionaria u otra más progresista/contemporizadora. La película intenta mostrar todas las opciones y no decantarse por ninguna (aunque al final lo hace de la forma más previsible y simplona), lo malo es la mirada agresiva y el puro golpe de efecto, no hay ni capacidad de análisis ni un mínimo de mesura.
El producto final es un bienintencionado pero fracasado intento de mostrar unos hechos espinosos y conflictivos para reflexionar sobre ellos y llegar a conclusiones valiosas, lo lamentable es que todo se malogra por el afán de llamar la atención recurriendo a todo tipo de artimañas: sensacionalismo, acumulación de "grandes escenas", sal gorda a diestro y siniestro, malos de caricatura, personajes de cartón piedra... Se violenta la historia para meter a la fuerza una especie de ensayo primario, con sermones, "grandes momentos" y, finalmente, una tesis de alpargata.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final es la apoteosis: la JUSTICIA se impone; Burt escucha a su conciencia y rechaza los cantos de sirena engañosos y fraudulentos (su jefe le azuza y amenaza), los "malos" son condenados con ecuanimidad, el bueno se descubre que era bueno (cómo iba a matar "el hijo" de "Bellini" a alguien), las víctimas portorriqueñas se quedan con cara de tontos (son los más prescindibles -los últimos en llegar- y bastante tienen con que se les hayan justificado sus bajezas -prostitución y demás- debido a las pocas oportunidades que tienen) y Lancaster resplandece ante la mirada arrobada de "sus dos mujeres".