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Voto de Ferdydurke:
7
25 de junio de 2020
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un demonio vestido de rojo. Así es Jezabel. Mala, egoísta, caprichosa, estúpida, destruye todo lo que toca, causa desolación allá por donde pasa.
Nueva Orleans 1852, la amenaza de la fiebre amarilla, esos mosquitos y esos pantanos, y la que se avecinaba, nueve años después, guerra de secesión.
El abolicionismo industrial norteño contra el tradicionalismo esclavista sureño. "Es una guerra comercial", dice Henry Fonda, un adelantado a su tiempo que ve las cosas materialmente, como gran banquero, restando importancia a la cuestión racial. Han llegado los nuevos tiempos, la tecnología marca el ritmo, la economía es la guía, la esclavitud no como asunto moral, sino como suceso puramente monetario. Los esclavos negros serán libres, más eficaces, más rentables.
Pasión de los fuertes, película de héroes, de titanes y malditos.
De honor, duelos y amores ciegos. De gente buena y otra errada.
Es gran estilo, hermoso, poderoso. William Wyler haciendo un cine ya olvidado, imposible de repetir, por su magnificencia, eficacia, grandeza y belleza. Grandes ideas al servicio de una buena historia. Contada con elegancia, sentido y gracia, con coherencia, al servicio de unos personajes memorables, más grandes que la vida.
Bette Davis es tremenda, el resto la sigue como buenamente puede.
Los esclavos son felices sirviendo a sus amos, representación que tiene algo de claramente degradante, los dueños son educados, respetuosos, buenos, y todo se resuelve entre bailes, reuniones, canciones y matrimonios.
La influencia francesa presente en Nueva Orleans a través de los nombres y ciertas costumbres.
Aquí el amor es a muerte, los duelos a ser posible sin supervivientes, las enfermedades muy contagiosas y peligrosas y las disputas a tumba abierta. No ha lugar al cine/vida mediocre, panfletario, tan triste, el que ahora, ay, casi siempre nos corresponde.
Esta película hoy, por supuesto, sería censurada de cabo a rabo.
Nueva Orleans 1852, la amenaza de la fiebre amarilla, esos mosquitos y esos pantanos, y la que se avecinaba, nueve años después, guerra de secesión.
El abolicionismo industrial norteño contra el tradicionalismo esclavista sureño. "Es una guerra comercial", dice Henry Fonda, un adelantado a su tiempo que ve las cosas materialmente, como gran banquero, restando importancia a la cuestión racial. Han llegado los nuevos tiempos, la tecnología marca el ritmo, la economía es la guía, la esclavitud no como asunto moral, sino como suceso puramente monetario. Los esclavos negros serán libres, más eficaces, más rentables.
Pasión de los fuertes, película de héroes, de titanes y malditos.
De honor, duelos y amores ciegos. De gente buena y otra errada.
Es gran estilo, hermoso, poderoso. William Wyler haciendo un cine ya olvidado, imposible de repetir, por su magnificencia, eficacia, grandeza y belleza. Grandes ideas al servicio de una buena historia. Contada con elegancia, sentido y gracia, con coherencia, al servicio de unos personajes memorables, más grandes que la vida.
Bette Davis es tremenda, el resto la sigue como buenamente puede.
Los esclavos son felices sirviendo a sus amos, representación que tiene algo de claramente degradante, los dueños son educados, respetuosos, buenos, y todo se resuelve entre bailes, reuniones, canciones y matrimonios.
La influencia francesa presente en Nueva Orleans a través de los nombres y ciertas costumbres.
Aquí el amor es a muerte, los duelos a ser posible sin supervivientes, las enfermedades muy contagiosas y peligrosas y las disputas a tumba abierta. No ha lugar al cine/vida mediocre, panfletario, tan triste, el que ahora, ay, casi siempre nos corresponde.
Esta película hoy, por supuesto, sería censurada de cabo a rabo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El final es maravilloso. Ella se redime, se quiere sacrificar para demostrar su verdad. En el duelo con la esposa ella sale victoriosa. Podrá morir en paz.
Su única debilidad es que a veces las apariciones/intromisiones del deus ex machina son un poco groseras/gruesas, demasiado evidentes.
- "No hay tanta diferencia entre las meretrices y las grandes señoras", dice un Henry Fonda apesadumbrado a la vuelta. De la misma manera esta película trasciende barreras de todo tipo, sexuales, raciales, económicas para hablar de lo humano como exaltación espiritual, como renuncia, sacrificio y amor. Pero lo hace bien. Se lo perdonamos.
El final es abierto, pero seguramente fúnebre, fabuloso.
- Qué escena la del baile. Cuánta certeza y belleza.
- "Las mujeres manejamos a los hombres, pero a veces se nos resisten", dice el estupendo personaje que tiene que lidiar e intentar poner remedio a las continuas impertinencias de la malcriada nena.
- Ella tendría lo mejor y peor del sur, el orgullo, la grandeza, el delirio, la demencia. Él, lo mejor del norte, la inteligencia, la fuerza, la sapiencia.
Entre "Lo que el viento se llevó" y "Siete mujeres".
Su única debilidad es que a veces las apariciones/intromisiones del deus ex machina son un poco groseras/gruesas, demasiado evidentes.
- "No hay tanta diferencia entre las meretrices y las grandes señoras", dice un Henry Fonda apesadumbrado a la vuelta. De la misma manera esta película trasciende barreras de todo tipo, sexuales, raciales, económicas para hablar de lo humano como exaltación espiritual, como renuncia, sacrificio y amor. Pero lo hace bien. Se lo perdonamos.
El final es abierto, pero seguramente fúnebre, fabuloso.
- Qué escena la del baile. Cuánta certeza y belleza.
- "Las mujeres manejamos a los hombres, pero a veces se nos resisten", dice el estupendo personaje que tiene que lidiar e intentar poner remedio a las continuas impertinencias de la malcriada nena.
- Ella tendría lo mejor y peor del sur, el orgullo, la grandeza, el delirio, la demencia. Él, lo mejor del norte, la inteligencia, la fuerza, la sapiencia.
Entre "Lo que el viento se llevó" y "Siete mujeres".