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Voto de Ferdydurke:
2
6.7
20,823
Intriga. Acción. Drama
Frank Horrigan (Clint Eastwood) es un veterano escolta, que conoció tiempos mejores cuando llegó a ser guardaespaldas del Presidente Kennedy. Muchos años después, a punto de retirarse, está atravesando una crisis profesional y personal, pero decide volver al servicio de la Casa Blanca cuando en una investigación rutinaria descubre que un psicópata llamado Mitch Leary (John Malkovich) está amenazando de muerte al Presidente de los ... [+]
15 de marzo de 2022
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tontada.
No hay una cosa en el mundo más fácil que matar, a quemarropa a ser la mar de posible, al puto presidente de los Estados Unidos, que para eso está al fin y al cabo, para el muere, nos lo quitan de las manos, lo estamos regalando, se nos hacen los dedos huéspedes, últimas ofertas, rebajas de primavera. Si no lo hacen todos los días los asesinos más conspicuos o los tan lerdos que allí tanto triunfan, es por pura pena, por compasión, por no armar la zapatiesta, también por aburrimiento, porque buscan experiencias más estimulantes, tareas que realmente les pongan a prueba, esta no tiene ninguna gracia ni mérito, no da ningún prestigio, se te ríen en la cara si osas o lo comentas como posible proyecto, cualquier manguta o párvulo o tal vez panoli lo haría o podría hacerlo sin despeinarse, con, por ejemplo, el tirachinas de jugar con los colegas, esa birria, a pelo, da mucha, infinita pereza, lo ponen demasiado a huevo, lo están pidiendo a gritos.
Los miles de millones de dólares que invierten cada año en seguridad nacional son pura basura, ruina, mierda, para nada valen, papel mojado, conjunto vacío, impuestos, para variar, desperdiciados, malgastados, derrochados.
La CIA, el FBI y lo que te rondaré América, todas las fuerzas de seguridad/inteligencia (supuesta, mucho supones) tampoco tienen ningún sentido, no nos sirven, gente que gana un hermoso dinero por no hacer nada, perder el tiempo y despilfarrar inutílmente el dinero del contribuyente, oficios fatuos, fantasmagoría, farsa.
¿Quién no daría su vida sin dudarlo ni siquiera un segundo, se partiría el alma y ofrecería el pecho palomo, por el hombre más poderoso del mundo, por el símbolo primero de la libertad, yo me descubro, con mi sangre firmo?
La película, a pesar de dos o tres conceptos vagos y una, quizás, charla maja, además de la chispa carnavalera de John que tanto le jalona, no puede ser más simple y torpe, más obvia y boba, no tiene un pase, ofensiva en su infinita ridiculez y chatura.
No hay una cosa en el mundo más fácil que matar, a quemarropa a ser la mar de posible, al puto presidente de los Estados Unidos, que para eso está al fin y al cabo, para el muere, nos lo quitan de las manos, lo estamos regalando, se nos hacen los dedos huéspedes, últimas ofertas, rebajas de primavera. Si no lo hacen todos los días los asesinos más conspicuos o los tan lerdos que allí tanto triunfan, es por pura pena, por compasión, por no armar la zapatiesta, también por aburrimiento, porque buscan experiencias más estimulantes, tareas que realmente les pongan a prueba, esta no tiene ninguna gracia ni mérito, no da ningún prestigio, se te ríen en la cara si osas o lo comentas como posible proyecto, cualquier manguta o párvulo o tal vez panoli lo haría o podría hacerlo sin despeinarse, con, por ejemplo, el tirachinas de jugar con los colegas, esa birria, a pelo, da mucha, infinita pereza, lo ponen demasiado a huevo, lo están pidiendo a gritos.
Los miles de millones de dólares que invierten cada año en seguridad nacional son pura basura, ruina, mierda, para nada valen, papel mojado, conjunto vacío, impuestos, para variar, desperdiciados, malgastados, derrochados.
La CIA, el FBI y lo que te rondaré América, todas las fuerzas de seguridad/inteligencia (supuesta, mucho supones) tampoco tienen ningún sentido, no nos sirven, gente que gana un hermoso dinero por no hacer nada, perder el tiempo y despilfarrar inutílmente el dinero del contribuyente, oficios fatuos, fantasmagoría, farsa.
¿Quién no daría su vida sin dudarlo ni siquiera un segundo, se partiría el alma y ofrecería el pecho palomo, por el hombre más poderoso del mundo, por el símbolo primero de la libertad, yo me descubro, con mi sangre firmo?
La película, a pesar de dos o tres conceptos vagos y una, quizás, charla maja, además de la chispa carnavalera de John que tanto le jalona, no puede ser más simple y torpe, más obvia y boba, no tiene un pase, ofensiva en su infinita ridiculez y chatura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El tipo susodicho se tira treinta años torturado, arrepintiéndose malamente por ese mal momento, como Lord Jim, por su (supuesta, es mucho suponer) negligencia respecto a la muerte de Kennedy, lo tuyo es pura obsesión, cuando en verdad nada pudo hacer o haber hecho, hubiera muerto igual el jefe, hiciera lo que hiciese, ese adorno o fachada, vale, pero hete aquí que realmente sí que es increíblemente responsable, prácticamente el único, alevosamente, de la muerte atroz de su amigo y compañero McDermott (quería o quiso dejar el trabajo a su debido y justo tiempo, cargado de lucidez y razón, de conveniencia, y él no le dejó, qué cabrón, le obligó poco más o menos, sin vergüenza ni escrúpulo ninguno, ahí te las den todas), que además, para mayor oprobio si cabe, parece que deja mujer e hijos (¿hija pequeñita?), y a ese no le dedica ni un jodido pensamiento, ni un pésame, suspiro o disculpa a la familia, tampoco visita, súplica u oración que clame al cielo, cero patatero, le importa un cojón prieto, se lo pasa por el forro, esa es su (podrida) escala de valores (tan clasista y deshumanizada, abominable, todo por los de arriba, por los amos que nos/te pisan, y nada por los de abajo, por los compañeros de armas y clase; es un vendido que ha perdido toda la dignidad y la moral por el camino, un siervo, un esclavo, un traidor a su gente, a los suyos, a los nuestros, a todos nosotros, al mundo o universo entero, a las estrellas mismas).
Todo es fortuito y absurdo, dice, cierto, Malkovich. Debió ganar él el juego, qué menos, el único con media neurona funcional de los allí congregados o presentes. Aunque solo fuera por la creación fabulosa de esa pistolita de madera tan chula o mona, una joya.
Los últimos diez o quince minutos son de Scary Movie, ese lanzamiento al vacío del tito Clint (sesenta, no cincuenta años le contemplaban atónitos) en busca de la bala perdida es como para arrancarse los ojos a bocados.
Lo mejor es la subtrama nimia que protagoniza, yo me la como, la mujer de Mineápolis (¿a quién se le ocurre nacer allí, ese accidente o malentendido?) tan simpática y perspicaz, a la par que locuaz; entre ella y el lunático sediento de venganza latía una mucho más interesante y apasionada relación que la que nos endiñan entre Russo y su chulo papi Eastwood, de hecho, podrían haber reeditado de buenas a primeras una versión gringo popera del Profundo carmesí mexicano, qué duda cabe, asolando la tierra, matando y amando sin a dios rogando, palo y tentetieso.
Donaire mojigato.
Todo es fortuito y absurdo, dice, cierto, Malkovich. Debió ganar él el juego, qué menos, el único con media neurona funcional de los allí congregados o presentes. Aunque solo fuera por la creación fabulosa de esa pistolita de madera tan chula o mona, una joya.
Los últimos diez o quince minutos son de Scary Movie, ese lanzamiento al vacío del tito Clint (sesenta, no cincuenta años le contemplaban atónitos) en busca de la bala perdida es como para arrancarse los ojos a bocados.
Lo mejor es la subtrama nimia que protagoniza, yo me la como, la mujer de Mineápolis (¿a quién se le ocurre nacer allí, ese accidente o malentendido?) tan simpática y perspicaz, a la par que locuaz; entre ella y el lunático sediento de venganza latía una mucho más interesante y apasionada relación que la que nos endiñan entre Russo y su chulo papi Eastwood, de hecho, podrían haber reeditado de buenas a primeras una versión gringo popera del Profundo carmesí mexicano, qué duda cabe, asolando la tierra, matando y amando sin a dios rogando, palo y tentetieso.
Donaire mojigato.