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Voto de Ferdydurke:
1
6.6
16,175
Drama
Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su estreno ... [+]
28 de octubre de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El desfile final. Más de lo mismo pero ya sin esperanza; cautivo y desarmado, derrengado y sorprendido, sin dar crédito a que una de las mayores luminarias del cine "independiente" europeo, de calidad y sin ataduras, sea capaz de hacer tanto el ridículo, de perpetrar algo tan enfermizo y grotesco, tan triste y patético.
En fin, vayamos a lo importante, a la traducción para despistados, incultos y gente de pocas luces.
Yo tenía doce años y levitaba, el orgasmo me hacía feliz y se me aparecía gente del pasado, putas babilónicas y grandes rameras romanas. Crecí y quise conocer a esos extraños hombrecillos que hablaban muy raro y estaban pintados de negro, por eso de que se rumoreaba que las tenían muy grandes y eran muy fogosos, pues sí, que ricura y hermosura. Pero yo estaba frígida perdida y ya no sentía nada al hacerlo con... nadie. Por lo que decidí, ya que era rebelde y libre como el viento, meterme al club de la lucha (por K, Kafka, que partía la pana de lo guapo y limpio que era), al pégame un poquito que quiero llegar a fin de mes contenta, por eso de reafirmarme en mi independencia y ahondar en mis contradicciones. Pero tenía un niño pequeño muy pesado y lo tuve que dejar, ya sabes, porque odio a muerte el sentimentalismo, vamos, que no creo en eso, que son todo mentiras y yo soy verdadera. Y después de no sé cuántas zurras eclesiásticas, porque no pensarán que fue así como así, no, se equivocan, había emprendido el camino desde la iglesia ortodoxa a la católica, de la luz a la oscuridad, lo mismo que Wagner y el oro del Rin. Bueno, sigo que me pierdo. Me salió una llaga en el coño y decidí dejarlo. Me metí en una secta de adictos y me aburrí. Les canté las cuarenta, les dije que yo con mi potorro hago lo que me sale del moño, que me quiero mucho y nadie me tose. Por lo que cambié de trabajo y me entregué al fascinante mundo de la extorsión Freudiana. Apadriné un método revolucionario, un detector infalible de pederastas buenos, y me enamoré de una oreja deforme que jugaba muy mal al baloncesto. De ahí concluí que era lesbiana y compulsiva lectora de James (Bond, no el futbolista).
En fin, vayamos a lo importante, a la traducción para despistados, incultos y gente de pocas luces.
Yo tenía doce años y levitaba, el orgasmo me hacía feliz y se me aparecía gente del pasado, putas babilónicas y grandes rameras romanas. Crecí y quise conocer a esos extraños hombrecillos que hablaban muy raro y estaban pintados de negro, por eso de que se rumoreaba que las tenían muy grandes y eran muy fogosos, pues sí, que ricura y hermosura. Pero yo estaba frígida perdida y ya no sentía nada al hacerlo con... nadie. Por lo que decidí, ya que era rebelde y libre como el viento, meterme al club de la lucha (por K, Kafka, que partía la pana de lo guapo y limpio que era), al pégame un poquito que quiero llegar a fin de mes contenta, por eso de reafirmarme en mi independencia y ahondar en mis contradicciones. Pero tenía un niño pequeño muy pesado y lo tuve que dejar, ya sabes, porque odio a muerte el sentimentalismo, vamos, que no creo en eso, que son todo mentiras y yo soy verdadera. Y después de no sé cuántas zurras eclesiásticas, porque no pensarán que fue así como así, no, se equivocan, había emprendido el camino desde la iglesia ortodoxa a la católica, de la luz a la oscuridad, lo mismo que Wagner y el oro del Rin. Bueno, sigo que me pierdo. Me salió una llaga en el coño y decidí dejarlo. Me metí en una secta de adictos y me aburrí. Les canté las cuarenta, les dije que yo con mi potorro hago lo que me sale del moño, que me quiero mucho y nadie me tose. Por lo que cambié de trabajo y me entregué al fascinante mundo de la extorsión Freudiana. Apadriné un método revolucionario, un detector infalible de pederastas buenos, y me enamoré de una oreja deforme que jugaba muy mal al baloncesto. De ahí concluí que era lesbiana y compulsiva lectora de James (Bond, no el futbolista).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Así que se me encasquilló y la pifié. Me mearon y caí.
El círculo se cerró y aquí estoy.
Está bien, pero a esta magna obra le faltó la zoofilia. Sé que es mucho pedir, pero se me ocurre algo, donde no llega el maestro yo le puedo ayudar, humildemente:
a) De caballos:
- Ella (revolucionaria, Jesucristo femenina y libertaria) nos cuenta: llevaba tiempo teniendo pesadillas con relinchos.
Así que decidí ir a una cuadra para informarme.
- Él (sabio, culto y virgen, científicamente judío) nos dice: sí, Pegaso ya lo dijo, vuela conmigo o vivan las cadenas.
- Ella: lo vi y me enamoré, por su pene descomunal/animal.
- Él: claro, Nietzsche lo entendió perfectamente, como ya explicó con prístina belleza el gran Béla Tarr en
la aclamada "El caballo de Turín".
- Ella: lo hicimos tres semanas seguidas, a ritmo de bolero dance, entre la alfalfa y la mierda, gozando
como gorrinos (equinos).
b) Y de perros:
- Ella (ya cansada y con ganas de dormir): fue en la perrera, estaba esquelético pero me atisbó, vi luz en su mirada.
- Él (intentando reprimir una erección inapropiada y levantisca): Cervantes ya lo anunció en su inmortal "Coloquio
de los perros", nunca mires al través de un cancerbero, que tiene tres cabezas y es muy traicionero.
- Ella: pues le hice una mamada muy rica.
- Él: Cannes, la ciudad perruna por excelencia, es muy cinematográfica y ya me ha dado varios premios, así que
cierras la boca de una maldita vez que quiero praxis.
Y la ciencia quiso follar, pero la carne es amarga e insolidaria. Y parecía bueno el cabrón.
Y se olvidó de la coprofilia y la necrofilia y... la madre que lo parió. La puñetera corrección política se quiso meter, pero no, un creador libre siempre tiene la última y justa palabra.
Ah, y que quede claro de un vez por todas: el mundo es una mierda. Lo dijo Lars von Trier, punto redondo.
El círculo se cerró y aquí estoy.
Está bien, pero a esta magna obra le faltó la zoofilia. Sé que es mucho pedir, pero se me ocurre algo, donde no llega el maestro yo le puedo ayudar, humildemente:
a) De caballos:
- Ella (revolucionaria, Jesucristo femenina y libertaria) nos cuenta: llevaba tiempo teniendo pesadillas con relinchos.
Así que decidí ir a una cuadra para informarme.
- Él (sabio, culto y virgen, científicamente judío) nos dice: sí, Pegaso ya lo dijo, vuela conmigo o vivan las cadenas.
- Ella: lo vi y me enamoré, por su pene descomunal/animal.
- Él: claro, Nietzsche lo entendió perfectamente, como ya explicó con prístina belleza el gran Béla Tarr en
la aclamada "El caballo de Turín".
- Ella: lo hicimos tres semanas seguidas, a ritmo de bolero dance, entre la alfalfa y la mierda, gozando
como gorrinos (equinos).
b) Y de perros:
- Ella (ya cansada y con ganas de dormir): fue en la perrera, estaba esquelético pero me atisbó, vi luz en su mirada.
- Él (intentando reprimir una erección inapropiada y levantisca): Cervantes ya lo anunció en su inmortal "Coloquio
de los perros", nunca mires al través de un cancerbero, que tiene tres cabezas y es muy traicionero.
- Ella: pues le hice una mamada muy rica.
- Él: Cannes, la ciudad perruna por excelencia, es muy cinematográfica y ya me ha dado varios premios, así que
cierras la boca de una maldita vez que quiero praxis.
Y la ciencia quiso follar, pero la carne es amarga e insolidaria. Y parecía bueno el cabrón.
Y se olvidó de la coprofilia y la necrofilia y... la madre que lo parió. La puñetera corrección política se quiso meter, pero no, un creador libre siempre tiene la última y justa palabra.
Ah, y que quede claro de un vez por todas: el mundo es una mierda. Lo dijo Lars von Trier, punto redondo.