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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
8
Acción. Ciencia ficción Tras el holocausto nuclear, la gasolina se ha convertido en un bien escaso y muy codiciado. Mad Max, héroe solitario, inicia una lucha sin cuartel para ayudar a una colonia de supervivientes constantemente atacada por un grupo de violentos guerreros que intenta arrebatarle un tanque de gasolina. Max decide ayudar a los defensores del tanque... (FILMAFFINITY)
17 de mayo de 2010
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Echando la vista atrás, si nos ponemos a revisitar el cine de acción que mamamos en los ochenta, uno no puede evitar la nostalgia por una forma de realizar celuloide que parece casi extinta. Con cojones.

Una historia dura, nada complaciente, cruel y emocionante, enmarcada en un futuro devastador de lucha por el escaso recurso que separa la vida de la muerte: la gasolina. Ahí está Max, antaño responsable policía y padre de familia reconvertido en guerrero de la carretera tras perderlo todo. Ya conocemos su historia y no se reitera en ella, así que Miller nos embarca en una secuela diferente, que se puede disfrutar independientemente de su precedente, en la que el caos reina y ya no queda residuo alguno de civilización u orden.

La batalla entre los supervivientes que poseen la gasofa contra los punkarros expoliadores, capitaneados por el inmenso y desfigurado Humungus, uno de mis malvados preferidos sobre todo cuando coge el micro, se decide a través de las acciones del loco Max en una pugna constante que desemboca en un tramo final de persecución por el desierto antológico. Estéticamente influyó más que su primera parte en casi todo el cine postapocalíptico de serie B desde entonces para adelante, dando lugar a múltiples explotaitions e imitaciones siempre con menor fortuna.

La cuestión es que uno se vuelve a mirar este pedazo de secuela, mi preferida de la trilogía, y se da cuenta de que se conserva magníficamente bien. Esto es debido a la efectiva y artesanal dirección de George Miller, que a base de realismo y especialistas jugándose la vida en las secuencias de acción nos ofreció una de las sagas más míticas, trepidantes y acojonantemente devastadoras de los ochenta.

Como bien apunta LordLeal en su crítica de Mad Max 3, que es la que me ha inspirado, deberían aprender tanto directorcillo de acción actual que a base de saturarnos con efectos digitales parece que hagan dibujos animados ¡Que vuelvan los cojones al cine de acción, ya!
RandolphCarter
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