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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
9
Terror Regan, una niña de doce años, sufre fenómenos paranormales como la levitación o la manifestación de una fuerza sobrehumana. Su madre, aterrorizada, tras someter a su hija a múltiples análisis médicos que no ofrecen ningún resultado, acude a un sacerdote con estudios de psiquiatría. Éste, convencido de que el mal no es físico sino espiritual, cree que se trata de una posesión diabólica, y decide practicar un exorcismo... Adaptación de la ... [+]
7 de febrero de 2010
43 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el impío año de 1974 D.C. William Friedkin dirigió su segunda obra capital tras “French Connection”: ni más ni menos que la adaptación del estupendo bestseller “El Exorcista” de William Peter Blatty, contando con éste para el guión adaptado. Esto se traduce en una versión altamente fiel a su origen literario que respeta su esencia de thriller diabólico y turbador.

Pero entremos en materia. El padre Merrin (Max Von Sydow) descubre en unas excavaciones la estatua oculta de Pazuzu, rey y señor de los demonios del viento en la mitología sumeria, que es muy prolífica en cuanto a malos rollos se refiere. Acto seguido, en Georgetown Regan MacNeil (Linda Blair) comienza a tener ciertos síntomas proclives al maligno, que van manifestándose paulativamente en un crescendo visceral y desesperante. Tras infructuosos intentos por explicar qué le sucede a la niña por parte de médicos y psiquiatras, se intenta recurrir a la iglesia. Será el joven y atribulado padre Karras (Jason Miller) que atraviesa un etapa de crisis de fe, atormentado por la culpabilidad de haber abandonado a su madre enferma, el encargado de enfrentarse a la posesión. Con la ayuda de Merrin, el enfrentamiento decisivo culminará dramáticamente en un tramo final que forma parte de los anales del cine de horror.

Ya sabemos que el tiempo es un cabrón inmisericorde que puede descalabrar con felonía al celuloide añejo desvirtuándolo irremisiblemente, sobre todo en el género fantástico cuando parte sustancial de su fuerza reside en efectos especiales desfasados. Este no es el caso, puesto que si hay algo que destaque fuera de los cánones habituales es esa austeridad en el empleo de recursos efectistas, primando ante todo un ambiente realista y malsano que impregna cada fotograma. El gran acierto de Friedkin fue dar un enfoque naturalista a una cuestión sobrenatural, factor que contribuyó a la verosimilitud del relato y el consecuente canguelo del espectador. Dicho enfoque junto a la impresionante e icónica actuación de Linda Blair con su prodigioso maquillaje, configuraron unas señas de identidad imperecederas que sobrevivieron más allá de las modas para alcanzar el status de mito referencial.

El resultado ha pasado a la historia: espasmos y deserciones masivas de las salas, aumento de fieles canónicos en misa, crítica dividida entre la ensalzación a los altares o la sepultación a los infiernos; en definitiva, el nacimiento de un hito en el cine de terror envuelto en una aureola de leyenda negra desde entonces hasta nuestros días.

Amen.
RandolphCarter
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