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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
10
Drama Adaptación de la novela homónima de Harper Lee. En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva y ... [+]
3 de febrero de 2010
28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy toca clase de filosofía, así que si padecéis de déficit de atención adquirida no sigáis leyendo. Distinguía Aristóteles dos clases de virtudes generales: las éticas y las dianoéticas o intelectuales. Las primeras se adquieren por hábito y engloban valor, templanza y liberalidad. Las segundas se logran por aprendizaje y son: ciencia, inteligencia, sabiduría (razón teórica), arte y prudencia (razón práctica). Y por encima de todo y englobándolo, surge como virtud suprema la JUSTICIA: legal, distributiva y conmutativa.

¿Y a qué viene tanta pedantería? Pues bien, porque el personaje fundamental de “Matar a un Ruiseñor” es el compendio vivo de todo lo anteriormente expuesto como ética aristotélica. Atticus Finch -inmenso Gregory Peck- es uno de los personajes más emblemáticos de la historia del cine, y la película, una retrospectiva narrada por su crecidita hija Scout, nos muestra aquel tiempo inolvidable en el que se juzgó a un hombre negro por una falsa acusación de violación por parte de una zagala blanca. En contra de la opinión imperante y ganándose la enemistad generalizada del pueblo sureño de Maycomb, que solo busca un cabeza de turco fácil en el que descargar su ira, el abogado intentará demostrar la inocencia del injustamente inculpado, en pro de ejercer la verdadera justicia (ética) y de la buena educación de sus hijos (dianoética). Bajo toda la maravillosa historia subyace ese tono didáctico en el que el esforzado letrado procura inculcar a sus revoltosos retoños los valores correctos, a pesar de que sea a contracorriente y les condene al ostracismo social. Lección que se refleja aprendida en su final, al abogar Scout a favor de una decisión ética irreprochable: “Sería como matar a un ruiseñor…”

Es este uno de los mejores films de la historia, que aglutina gracias a la maestría del gran Robert Mulligan el drama judicial, la crítica social y el thriller desde el punto de vista de unos niños que asisten sin comprender del todo a la convulsión de un pueblo retrógrado en los años 30, en el que la irracionalidad, el racismo y la violencia salen a flote demoliendo la fachada idílica que poseía como cascarón. Un delicioso cuento, basado en la novela de Harper Lee ganadora del Pulitzer, que nos muestra que matar a un inocente es matar un poco más al mundo.
RandolphCarter
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