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España España · Crystal Lake
Voto de Biopunk:
9
Fantástico. Aventuras. Drama Durante diez idílicos años, la pequeña Mija (An Seo Hyun) ha sido la cuidadora y compañera de Okja, un gigantesco cerdo, en su granja de la montaña, en Corea del Sur. Pero todo cambiará cuando la gran multinacional familiar Mirando Corporation se intente llevar a Okja a Nueva York, donde la narcisista y egocéntrica Lucy Mirando (Tilda Swinton) tiene otros planes para la mejor amiga de Mija.
30 de agosto de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una película muy interesante, de las que daría para hablar durante horas. Su disección de la sociedad, cruel y veraz, llega a provocar tristeza y una pizca de vergüenza propia por formar parte del sistema, y ello a pesar de ser una comedia de aventuras muy divertida. Joder, si hasta se las ingenia para que el final feliz provoque la sensación contraria.

Como aventura juvenil resulta muy ocurrente. El ritmo es frenético y los estrambóticos personajes son una risa. Apenas da tiempo para un respiro. La primera hora de película es graciosa y envolvente, no tardando en atrapar esa historia de una niña que emprende un viaje para traer de vuelta a su mascota.
Y no puedo dejar de destacar el manejo de los idiomas en la película, algo que normalmente no estamos acostumbrados a ver y se suele resolver con el método perezoso de ‘todo el mundo habla el mismo idioma’ o ‘dice tres palabras en su lengua y cambia mágicamente’. No, aquí el tema está llevado con ingenio y credibilidad. Punto a favor.

El reparto nos regala interpretaciones a la altura y diría que todos ellos cumplen, sobresaliendo Ahn Seo Hyun, la protagonista, Tilda Swinton y Jake Gyllenhaal, principales antagonistas, y Paul Dano con ese idealista incansable. Fantástica fotografía que nos regala impresionantes paisajes exteriores y modernos e impolutos interiores, contrastando la naturaleza de la montaña con la artificial ciudad. La dirección de cámara también rinde a gran nivel. Estupendos planos y secuencias. La música no se queda atrás y las variadas melodías completan el conjunto. No queda duda, es una película perfectamente realizada, en la que todo funciona.

A continuación, analizaré su cruda lectura de la sociedad y, aunque no contenga spoilers hasta llegar a la zona destinada a ellos, recomendaría no pasar de este párrafo si no la has visto. Siempre es más recomendable disfrutar el cine y luego reflexionar sobre su contenido. Decir finalmente que es una película que merece la pena, una aventura con un toque fantástico que, además de divertir y su doble lectura, también se puede ver como un viaje de madurez, muy al estilo de otras maravillosas producciones como ‘El viaje de Chihiro’ o ‘Donde viven los monstruos’, aunque guardando las distancias. No te la pierdas.

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El principal tema que se trata es el de nuestro consumo alimenticio, y la crítica resulta hiriente porque pese a la extravagancia de la película, el asunto no está exagerado. ¿Qué es lo que comemos? ¿Nos importa? La respuesta es un ‘no’. No sabemos de lo que están hechos ni donde provienen la mitad de los alimentos que compramos, pero nos guiamos por etiquetas como ‘bajo en grasas’, ‘sin azúcares’, ‘elaboración respetuosa con el medio ambiente’, ‘ecológica’, ‘100% natural’, etc. Nos engañamos a nosotros mismos pensando que el pavo ha sido criado en libertad con pienso natural, que las salchichas bajas en calorías son más sanas que las otras o que hay un mínimo de veracidad en lo natural del yogur.
La gente que ha vivido los dos mundos que se presentan en la película (el campo y la ciudad), puede dar fe de la gran mentira, de la abismal diferencia que existe entre consumir los alimentos de tu propio huerto o de los encontrados en el supermercado. Un pollo criado en casa no se parece ni un poco a aquel que dicen que ha sido criado de la forma más libre y natural posible. Ni un mínimo parecido hay. Las manzanas del árbol no son tan perfectas como las compradas, pero desde luego saben mejor. Y qué decir del pan. Si has tenido la suerte de probarlo hecho en casa, realizando la masa, amasando y cociendo en ese horno de leña, es entonces cuando eres consciente de que el de las tiendas es directamente basura. De hecho, resulta difícil de entender por qué en las panaderías hacen esa mierda cuando tienen todo lo necesario para hacerlo bien. ¿Qué le meten? Y así podría seguir todo el día.
Y tampoco hace falta haber tenido contacto con la vida rural, la propia lógica nos puede decir que no es ni medio normal que el bote de mayonesa aguante un mes abierto sin echarse a perder. Y esto sin entrar en comida que ya viene preparada o productos totalmente artificiales (patatas de bolsa, refrescos o bollería industrial), que lo mejor será mantenerse en la ignorancia de lo que lleva todo eso.

Enlazando con lo anterior resulta interesante, asimismo, el contraste entre la vida de la montaña y la ciudad. Hay una escena muy representativa cuando Mija inicia su viaje y pisa la ciudad por primera vez. Desde un plano cenital se nos muestra un gran número de personas transitando una escalera, y observamos como a excepción de Mija, que viste con colores alegres, todo el mundo lleva ropa de colores apagados, grises, deprimentes. El director Bong Joon-ho nos está previniendo que el mundo que estamos a punto de presenciar será muy diferente al de la naturaleza de la montaña. Será un mundo sombrío, sin alegría, sin vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Biopunk
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