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Voto de echulin:
1
5.3
7,526
Thriller. Intriga. Drama. Terror
Julia es una joven enfermera que vive en un decadente pueblo de los Estados Unidos, en el que, inexplicablemente, han desaparecido varios niños en muy poco tiempo. Los más supersticiosos atribuyen las desapariciones al Hombre Alto: un oscuro personaje que, según la tradición, se lleva a los niños. Cuando desaparece también el hijo de Julia, ella luchará no sólo por recuperarlo, sino también por averiguar quién es el Hombre Alto y qué les ocurre a los niños raptados. [+]
30 de marzo de 2015
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cara bonita no hace una buena película. Esta película juega al despiste, porque primero nos muestra un planteamiento inicial, para luego darle la vuelta a la tortilla, y para rematarla al final con otra vuelta de tuerca. Y las interpretaciones están bien, y la ambientación genial, pero la historia, a fin de cuentas, no tiene ni pies ni cabeza. Aunque he de decir que la realidad supera en muchos casos a la ficción. A mi spoiler me remito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Grupo de enfermos mentales que piensan que un niño sufre porque las condiciones familiares no son las mejores: niños pobres, padres desempleados, entorno rural,... Mucho mejor quitárselos a sus verdaderos padres para dárselos a familias pudientes y urbanitas que les puedan dar una educación exquisita y no sólo con las necesidads básicas cubiertas, si no también cualquier lujo.
Me recuerda a esas monjitas que durante la posguerra española robaban los recién nacidos a las chicas sin marido, porque era mucho mejor que el niño lo criara una familia de bien, cristiana, y de derechas, que su propia madre, una casquivana, impura y roja. Si para convencerla hacía falta sacar del congelador el cadáver del bebé muerto que tenían para tales ocasiones, pues se hacía sin remilgos. Y si los nuevos padres dejaban un generoso donativo, ¿quiénes eran ellas para negarse a la voluntad de dios?
El mundo está lleno de almas caritativas e iluminados.
Me recuerda a esas monjitas que durante la posguerra española robaban los recién nacidos a las chicas sin marido, porque era mucho mejor que el niño lo criara una familia de bien, cristiana, y de derechas, que su propia madre, una casquivana, impura y roja. Si para convencerla hacía falta sacar del congelador el cadáver del bebé muerto que tenían para tales ocasiones, pues se hacía sin remilgos. Y si los nuevos padres dejaban un generoso donativo, ¿quiénes eran ellas para negarse a la voluntad de dios?
El mundo está lleno de almas caritativas e iluminados.