Esta es una película que pretende mostrarnos cómo era Mengele, un tipo sin empatía ninguna e inhumano, pese a que se mostrase gentil y educado en el trato. Pero ni de lejos refleja el monstruo que Mengele era.

Mengele hacía experimentos con personas sin preocuparse en absoluto de la salud de los sujetos de estudio. Incluso inoculaba tifus a un gemelo, y cuando moría, mataba al otro para comparar los efectos del virus en los órganos de ambos cuerpos. Mutilaba, arrancaba dientes y ojos, cortaba labios... Un sinfín de horrores sádicos e innecesarios, carentes de base científica.

Aún recuerdo cuando encontraron una de las casas que Mengele tuvo en Brasil. Tenía una pared entera llena de ojos humanos, como quien colecciona mariposas. El director de informativos de TVE tuvo a bien mostrar la imagen, que a mí, que era un crío, me impactó y horrorizó.

Así que hablando de semejante personaje, la película me parece incluso benevolente con él. En el resto de aspectos, es correcta, con buenas interpretaciones, incluida la de la niña. Mención especial a Natalia Oreiro, que borda su papel. Se disfruta además de los espectaculares paisajes argentinos.