El peligro de saturar

Ésta obra de teatro filmada adolece de las mismas limitaciones tanto en el teatro cómo en la pantalla: está dedicada a un público informado de antemano en el estudio de la psicología y la psiquiatría.
El resto de los mortales que vamos a las salas no estamos interesados a que se nos tire encima un fárrago de temas trascendentales, unos detrás de otros –como puñalada de pícaro- sin darnos tiempo a internalizarlos y poderlos comprender y analizar. Así es que psicología, psiquiatría, ética, moral instintos y su lucha con el raciocinio individual, el amor y la pasión, la yuxtaposición con los deberes sociales y en especial los familiares y una decena de temas filosóficos y hasta metafísicos –gran discusión de Jung con Freud que abarca buena parte de la obra-; nos son espetado a nosotros los pobres espectadores sin benevolencia alguna y esperando que podamos comprender.
En fín, una obra de una batidora dirigido solamente a gente previamente capacitada. Mucho intelecto pero poco sentido común.