Me enfrento al primer documental de Joshua Oppenheimer, Christine Cynn y un creador indonesio. El primero y artífice principal, responsable de varios cortometrajes y de este genocidio documentado con elementos ficticios (que juega también un papel psicológico importantísimo) del año 2012 que sitúa su historia en 1965 en Indonesia, bajo el gobierno de Suharto donde el ejército llevó a cabo el exterminio de más de un millón de -supuestos- comunistas (según algunas fuentes, se dice que hasta los dos millones y medio), una carnicería ejecutada en gran medida por milicia paramilitar que incluía a todo aquel que fuera del bando rival, ya fueran gente de a pie, agricultores, chinos o intelectuales, con la aprobación de Occidente que se encontraba en plena Guerra Fría.

Desde mi posición, puedo decir que es uno de los pocos documentales más salvajes que haya podido ver, un relato estremecedor y también vergonzoso el de sus episodios de maltrato y tortura característico por mostrar, sin ningún pudor, el cinismo y hasta el disfrute de los genocidas indonesios en esta matanza, y la forma en que razonan el porqué de lo que hicieron, sintiendo orgullo de sus actos y dejando la crueldad humana como algo normal de ver, aunque también tiene pequeños pasajes donde claramente florece el sentimiento de culpa y responsabilidad del acto.
Tal y como yo lo veo, es ante todo una galería de momentos y relatos narrados de forma tan apática y abrupta, tan escandalosamente negra en su humor, que se te pasa por la cabeza pensar si podría tratarse todo esto de un enorme fake, pues la desviación (porque eso es lo que) que sufren estos individuos, bestias sin capacidad de razonamiento y con apariencia humana, no son en absoluto rasgos de una persona cuerda y sana. Todo lo contrario. Incluso es jodido pensar que estos elementos venidos de otro mundo -¡Ajam! los nazis- tengan capacidad y poder para cambiar el transcurso de las cosas en este.

En conclusión, creo que ha quedado muy claro el rechazo y la inmundicia que me ha producido ver esto, una pieza insólita y con un valor en las imágenes altamente dañino en su tratado, pero necesaria y con gran valentía en mostrar las "azañas" de esos monstruos sin un atisbo de vergüenza (casi todos ellos) y humanidad. Un documental rodado con un par de huevos, sí señor. Y de ahí mi puntuación sobretodo.