Simplemente refrescante. Una vez más, el mundo de las series ofrece un producto mucho más satisfactorio que el que, últimamente, es capaz de ofrecer la industria de la gran pantalla.

Desde la humilde óptica de este poco instruido crítico, profano a detalles técnicos como lo son la fotografía o la iluminación, analizaré esta serie como relato, como historia, como novela. Como tal, el argumento parece fuertemente coherente, creíble y razonable, aspecto fundamental en la ciencia ficción que dada su dosis de “fantasía” ha de dotar a sus hijos de gran verosimilitud y cientificismo para evitar naufragios.

Los personajes me parecen lo suficientemente profundos, siempre buscando el equilibrio entre algunos más ramplones y otros de gran complejidad psicológica. Entre éstos últimos hemos de destacar al doctor Gaius, verdugo y salvador de la humanidad, egoísta y profeta, puro raciocinio y desatada locura. Digna de mención es también la teniente Starbuck, una mujer con corazón de vikingo o El comandante Adama, un líder militar homérico. Hay otros que destacar como Sharon o la presidenta, pero no quiero colgar esta crítica como spoiler.

Por último me gustaría destacar el buen hacer de los guionistas. La historia está llena de giros inesperados y dificultades más que posibles que se le pueden presentar a la nómada flota. En cada capítulo nos espera una complicación, alguna profundización en algún personaje (sin abusar de los flashback como en perdidos) y algún aforismo que podríamos rescatar para cualquier libro de citas históricas.

Battlestar Galactica es, en el sentido estricto de la expresión, toda una epopeya homérica.
Si estáis buscando una serie para pasar un buen rato; he aquí la conclusión de vuestra búsqueda.

Vean, escuchen y disfruten