Aunque parezca increible, he tardado 7 años en ver esta película después de haber soportado una auténtica letanía de alabanzas hacia ella, y honestamente creo que son justificadas. Quizás no pase a la historia del cine, pero creo que debe darse un trato especial a esas películas en las que se combina un guión elaborado, un director de sensibilidad y un reparto entregado, y este es el caso. Todo destila elegancia en Entre copas, desde el pulso sabio de Payne hasta una banda sonora que, a pesar de sonar con profusión, nunca molesta; mención especial merecen Giamatti y Church, que están ciertamente inolvidables, casi antológicos. En definitiva, deliciosa road movie con la cultura del vino como telón de fondo y que se ve con un agrado dificil de encontrar en éstos tiempos.