En México tiene como subtítulo “Una familia disfuncional”, un tanto moralista ya que al ver la historia se encuentran muchas situaciones semejantes a lo que pasa con mi familia, la del vecino, el amigo, el compañero de trabajo y nos hace cuestionar ¿Existen las familias perfectas y lo “negativo” de sus integrantes brilla por su ausencia?. Por supuesto que es una mentira y un estereotipo inexistente, cada familia tiene un orgullo y algo o alguien que no guste por su ideología, gustos, actividades, preferencias y modo de vivir.

Es una historia que se centra mucho más en cuatro de los siete integrantes de una familia, donde aquellos que sus actos no son punto “preocupante” son tomados en cuenta de forma incidental, mientras que el protagonista (raro) y el hermano de éste (drogadicto) serán los que roben la atención del guión. Una madre protectora y un padre con doble moral, le incomoda la posible elección de su hijo Zac, una cuestión nada nueva y que sigue ocurriendo hasta la fecha en muchos lugares del mundo.

Es una cinta que se caracteriza por llevarnos a lo largo de 20 años y el ver como fue que tomó la decisión que él consideraba correcta, es por eso me desconcierta el por qué querer ver definida la sexualidad de su protagonista, si es un proceso de autoaceptación y busqueda interna de la motivación e inquietud por experimentar. En definitivo creo que es una película destacable, acercada mucho más al cine Europeo y tan alejada (por fortuna) de los vecinos estadounidenses.

La dirección de arte, la caracterización y la música son bastante acertadas para el tiempo en que ubican a los personajes y a nosotros como espectadores.

Por cierto falto mucho por conocer a tres de los hermanos, sus posturas ante tales situaciones y de su vida o qué ¿A caso debían estar en disfunción con la familia para ser tomados en cuenta? En eso radica la equidad ausente.

Una más y por último: en la fiesta de Navidad, nunca ubiqué a Yvan, hasta tiempo después (algo andrógino).