Es una frase que aplica escasas ocasiones, exigido por unos y al mismo tiempo omitido por esos mismos. Vete y vive, es uno de esos filmes que muestran lo complejo de la conducta humana, sitiada de muchos prejuicios fuera y dentro de grupos de cualquier índole, raza étnica, religión, político, sexual, no permitiendo la convivencia y el avance.

Niño, joven, hombre de color y exiliado de Etiopía a Israel, ajeno a todo, señalado, juzgado por los mismos que han padecido la misma situación por siglos (incongruente) pero real.

Las víctimas del holocausto de mediados del siglo XX han sabido colocarse e interpretar el rol de manera hábil. Ahora hay que conocer la otra versión de sus costumbres de constante alevosía y de sometimiento de otros pueblos para beneficio propio, sin importar en absoluto el bienestar del prójimo.

Buen ejemplar y una dura crítica a la conducta humana en grupo.